¿Qué es un coño formidable?


Para algunos resulta bastante difícil definir lo que es un coño formidable, para otros no pasa de ser una frase con explícitas connotaciones sexuales, para ciertas personas se trata de una inocente frase exclamatoria.
Para mi la cuestión es bastante sencilla, este blog es un coño formidable porque habla de coños formidables y de cosas que no son coños formidables en lo absoluto.
Hazla... opina, da palo, haz mierda, felicita, lo que sea, pero hazla.

24 de marzo de 2009

UN COÑO FORMIDABLE CUMPLE!!!


El ganador del anterior concurso: "Insulte a Paulo Coelho" fue Sergio Ramirez A., quien se hizo acreedor a la novela La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa. En los próximos días se le hará entrega de su premio.

Continuando con el espíritu regalón, para esta ocasión hay 3 libros en sorteo entre los cuales algún(a) afortunado(a) podrá elegir el de su preferencia: Chacal de Frederick Forsyth, El diario del Che en Bolivia y Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Neruda. Para participar simplemente argumente (mediante un comentario en este post), por qué Ud. debe ser el acreedor del premio. Es decir, Ud. deberá especificar el título del libro que desea ganar y darme razones válidas para que su persona se gane la obra mencionada. Quien presente el argumento más convincente (o interesante o escandalizante) se ganará uno de estos libros (todos originales y casi nuevos). El plazo vence el próximo 15 de abril.

Es simple, es divertido, es insulso, casi ridículo... es formidable!!!

21 de marzo de 2009

MI GRUPITO, TU GRUPITO, NUESTRO GRUPITO - King Crimson sobre todo lo demás, más allá de gustos y disgustos


Pablo Escóbar A., abogado, migrante, fanático acérrimo de su vástago y sobreviviente a numerosos huracanes propios de la región (Miami), se entrega esporádicamente a la noble tarea de escribir. Entre margarita y margarita (no la flor), echado sobre la arena, con las olas bañando su andino ser, él meditó sobre la música, sus causas y efectos; sobre cómo cierta conjunción de elementos producen un resultado especial, un resultado quizás irrepetible, quizas mejorable, o tal vez no. Como fiera musical que es, hace gala de sus conocimientos y defiende su postura: King Crimson sigue vivo.

Fue gracias a este amante incondicional de King Crimson que pude conocer a esta banda, hecho que le agradeceré eternamente, así como le agradezco profundamente su voluntaria contribución y seguimiento a UN COÑO FORMIDABLE.

Al final de cuentas no hay sonido de grupo sin su líder (o su maestro, creador, inicial formador) pero tampoco sin alguno de los otros miembros (fundamentales o no). Dada la reflexión es importante decir, con el caso de King Crimson, que "sin Fripp no hay Crimson", pero no sé, ese juicio es susceptible de transformación a una verdad o a al absolutismo sostenido sin relatividades, ya que estoy seguro de que Epitaph no sonaría igual sin Lake en la voz, y no sé si Starless sería lo mismo sin Wetton en la voz y el bajo, ni si Indiscipline sería lo mismo sin Brufford. Por ende, sí sería más razonable decir "no hay Crimson sin Fripp ni sin Wetton en el Red, ni sin Lake en el In the court of the Crimson King, ni sin Brufford en las doradas épocas del doble trío”. Finalmente, cada obra que conocemos de cada grupo es como es (para bien o para mal) por los miembros que tocaron en él, en esa obra y su inspiración dentro de ese espacio de tiempo. Si se quita a uno de ahí, la cosa cambia, tal vez no en el fondo (según qué jugador se quite) pero cambia, y ya no sería lo mismo en las más estrictas exigencias sobre las igualdades. Pasa lo mismo con otros grupos: los Beatles no serían lo mismo sin Paul, George ni John, pero (y sin alusiones personales) sin Ringo tampoco. Pero es una cuestión de miedo el no atreverse a ver más allá, a preguntarse cómo hubiera sido... En lo personal prefiero ni pensar qué habría salido de un disco de los Beatles sin alguno de los cuatro, pensar con quién podría haber sido de sustituto: prefiero quedarme con lo que hay. Sin Wakeman, Yes, en el Fragile o el Close to the edge, no sería lo mismo; sin Howe, lo mismo; y también, en el Drama o el 90125, sin Horn o sin Ravin, aunque para los más acérrimos críticos de la época, estos discos son casi basura.

De hecho las obras cambiarían y un With a little help from my friends no sonaría como suena con la voz de Ringo, considerando que hasta la amistad que unía a los Beatles, entre muchísimos otros factores, hacía que sus discos suenen como suenan; y eso que la calificación para la voz de Starkey no es de las más elevadas. Al final la indispensabilidad del miembro depende de la época de más gusto, del disco favorito y demás, si gusta o parece más capo, Paul o John, Hodgson o Davis, Simon o Garfunkel, Nito o Charly, Page o Plant, Fripp o Belew, quién es el jefe, quién es el padrino, quién es el que se lleva la flor según la regla que cada oído defina para tal efecto. Y para cada disco es diferente, aunque sea el mismo grupo: a pesar de que las canciones de los Beatles que ha compuesto John a efectos de derechos de autor pertenecen a Lennon/McCartney, y a los mismos efectos, las que ha compuesto Paul pertenecen a Lennon/McCartney, cada uno ha escrito lo suyo y ha decidido cederle al otro los derechos de participación, equitativamente y sin excepciones. Pero claro es, a mis ojos, que el Revolver es más de Paul que de nadie más, y que el Sgt. Pepper y el Rubber soul son más de John que de otro Beatle.

Por otro lado, y como he dicho también, se tiene que considerar el contexto de cada músico, porque no es igual su participación si es de estudio o si es de parte: Levin, por ejemplo, en el doble trío o en el cuarteto, no es el mismo que el que toca con Lennon o con Alice Cooper como bajista de estudio. Y es diferente no porque sea otra persona, sino porque el peso de papá oso en Crimson es vital para el doble trío. Lennon, en la grabación del Imagine (disco en el que Tony Levin es bajista), al escuchar una línea de bajo en la que Levin quiere lucirse y sobresalir, le dice: “ya sé que eres bueno, ahora por favor toca lo que yo te diga”.

Esos músicos, los de estudio, en el rock, sin cuestionar su habilidad ni su valor en otro grupo son prescindibles e intercambiables.

Lo peor (o lo mejor) de todo es que no existen las objetividades ni los absolutos. Lo rico es imaginarse cómo podría haber sido con otro miembro, con otra voz, en otro año, casi un trauma psicológico que sólo el Deja vrooom ha intentado sanar con la posibilidad de mezcla de cada set de instrumentos (voz incluida) para el fantástico 21st century schizoid man, según año, formación y miembro: una verdadera delicia.

Después de años de intentos queda también por verse qué sucede con los grupos que siguen de pie después de tiempo: lo que sucede con Supertramp, Yes, ELP, The Police, todos al menos juntándose para tocar en una gira, un DVD. Al respecto debe considerarse que ninguno puede subsistir sin sus temas clásicos ni sus hitos y lamentablemente han perdido la capacidad de composición. Lamentable porque es triste ver que han envejecido, pero también escuchar (obviamente considerando que los que escuchamos su música nos hemos quedado con el concepto de que Yes es lo que es gracias al Fragile y al Close to the Edge, y lo mismo pasa con casi todos, en sus mejores épocas). Los Beatles rompieron después de diez años de brillo eterno, que dura y vende hasta ahora, pero Yes sigue de gira, Asia, The Police también, y con grandes discos y canciones sobreviven, sin componer nada más.

King Crimson sigue vivo, con nuevos conceptos, ideas y ahí, en ese punto es donde King Crimson se lleva el estandarte de la maestranza acerca de su evolución, su cambio, adaptación, siendo más que un grupo, un concepto que sólo Robert Fripp conoce.


HABÍA UNA VEZ...


Ciertamente no se puede juzgar un libro por la forma en que comienza, aunque en algunos casos sí. Hay ciertas ocasiones en que las primeras líneas de una novela pueden ser tan encantadoras y promisorias que nos ilusionamos con una historia poderosa, deseo que puede hacerse realidad o convertirse un una lacónica y tortuosa lectura. Esto no necesariamente se aplica a una novela o cuento, lo mismo puede pasar con el silvestre periódico o con un blog... Por esta ocasión sólo nos referiremos a novelas. Uds. juzguen.

A veces extraño aquellos lejanos días en que las cuentas de correo electrónico tenían un límite razonable, es decir que no podían guardar más de 50 o 100 megas, y digo “a veces”, porque la inmensa cantidad de memoria disponible hoy en día permite guardar muchísima información, pero al mismo tiempo provocan una especie de desidia en el usuario, que por flojera, comodidad, incapacidad, inoperancia o pura estupidez; no borra la basura que va acumulando en su susodicha cuenta de correo.

Bueno, estaba el otro día limpiando la bandeja de entrada de mi correo, y me iba topando con toda clase de forwards olvidados, cartas de despedida, incoherencias exacerbadas, links maravillosos, saludos afectuosos, cartas de amor, amenazas de uno que otro ex-amigo, fotos super pornos, etc. Entre todas estas cositas, me vine a encontrar con un mail en el que se me ponía en conocimiento sobre los “mejores inicios de libros de todos los tiempos”.

La vez que lo leí (bastante tiempo atrás) me pareció algo sumamente interesante y cautivante, tanto así que desde aquel día comencé a tomar mucha más atención a las primeras líneas de cada libro que pasaba por mis manos, para ver si esa obra debía ser incluida en semejantes listas.

Fue así como reuní una serie de títulos “olvidados” o quizás no conocidos por los redactores de tales “investigaciones”. Como no podía ser de otra manera, también tuve la oportunidad de corroborar algunos libros ya citados o de indignarme terriblemente con muchos de los catalogados. Ciertamente, "Había una vez..." no aparece en esta lista, por ser, quizas, el pero inicio posible para cualquier narración.

He aquí algunos de los comienzos de libros (la mayoría leídos el último año y uno que otro revisado para incluirlo en esta lista) que me gustaron:

“Despertó Petronio cerca del mediodía y, como de costumbre, muy cansado”. (Quo vadis? de Henryk Sienkiewicz) Me agradó porque lo primero en que pensé fue en lo fiestero que debía ser Petronio, un romano juerguero de aquellos, alegre partícipe de bacanales y hombre de excesos… Hojas después casi muero del aburrimiento…

“Amérigo Bonasera estaba sentado en la sala 3 de lo criminal de la Corte de Nueva Cork. Esperaba justicia” (El padrino, Mario Puzo). Dos líneas y ya se cometió un delito, ¡ese es el mejor inicio que una novela de gangsters puede tener! Sin duda, una de las mejores novelas de la vida, un libro que debería ser perpetuo, jamás acabar…

“Hoy a muerto mamá. O quizás ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: ‘falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias’. Pero no quiere decir nada. Quizás haya sido ayer” (El extranjero – Camus). Esa sucesión de frases cortas son una bofetada francesa de existencialismo; todo el libro transcurrirá de la misma manera. De lejos, lo mejor que Camus escribió.

“Estimada señorita. Voy a matarla y Ud. lo sabe, así que me asombra su silencio” (Cartas de un asesino insignificante – Somoza). Descubrí este libraco mientras hacía hora en una librería; todo el libro está conformado por cartas que se mandan un asesino y su víctima. Ironía por todas partes.

“La familia Taeger, compuesta por tres hijos –Milton, Edgard y Arthur–, una hija –Elaine–, el abuelo Rudolph, la tía Mansfield y el señor y la señora Taeger, empezó a derrumbarse en 1922, cuando vivía en Pittsburg, Pennsylvania” (Los dominios del lobo – Javier Marías). Me encantó, con sólo leer eso ya sabía que los 4 hijos, la tía, el abuelo y los dos padres se iban a ir al mismísimo diablo, tanto así que incluso tendrían que largarse de su ciudad. La novela se publicó cuando Marías contaba con 19 años.

“Cuando Gregory Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto” (La metamorfosis – Kafka). Arrollador comienzo para una historia, Gregory Samsa se ha convertido en una repulsiva, gigantesca, raleada y traumatizante cucaracha, a todos no sucedió alguna vez…

“Pues sí: soy huésped de un sanatorio. Mi enfermero me observa, casi no me quita la vista de encima; porque en la puerta hay una mirilla; y el ojo de mi enfermero es de ese color castaño que no puede penetrar en mí, de ojos azules” (El tambor de hojalata – Gunter Grass). Un niño que un día decide dejar de crecer indudablemente estaba condenado a acabar en una institución mental, pero la serie de acontecimientos que llevan al protagonista a esa condición es por demás interesante.

Esta breve lista (me da una flojera increíble revisar todos los libros de mi casa) ilustra algunos buenos comienzos, pero no sería justo terminar esto sin incluir alguno de la lista de la que les hablé al principio (la que me mandaron a mi mail tiempo atrás), por eso, incluyo el siguiente:

“2 de noviembre. He sido cordialmente invitado a formar parte del realismo visceral. Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor así” (Los detectives salvajes – Roberto Bolaño). No lo leí, espero que algún día llegue a mis manos. La verdad es que lo único que sabía de Bolaño (hasta el día que ese mail llegó a mi correo) era que él era un escritor de la puta madre, y así parece.

¡Ah!, por si acaso, el link de la página que me mandaron aquel día es: http://novedadesdelibros.elistas.net/lista/librosenred/archivo/indice/61/msg/79/.

Otra dirección interesante al respecto es:
http://www.pantagraph.com/articles/2006/02/04/news/doc43e3e6b004381080724526.txt en la que se encuentra una lista de los 100 mejores inicios de novelas según el American Book Review. Entreténgase y a dormir.


19 de marzo de 2009

¡ESTOS VISITANTES DE CEMENTERIOS!


Costumbre vieja es ir a dejar recuerditos de toda clase a los cementerios: juguetes, comida, libros, joyas, peluches, etc. Esta es una breve síntesis de una costumbre instaurada 60 años atras, por un sujeto que no deja en paz al ya sufrido y mentado Edgar Allan Poe. Cada cual con sus cosas...

A primeras horas de la mañana del 19 de enero de 1949, en la ciudad de Baltimore, Maryland, una persona (presumiblemente de sexo masculino) vestido completamente de negro y equipado con un bastón, tres rosas y media botella de coñac, entró al cementerio de Westminster Hall.

Este sujeto se dirigió rápidamente al mausoleo en el que yace Edgar Allan Poe, donde realizó un rápido brindis y dejó las rosas y la botella de coñac Martell (con la mitad de su contenido) sobre la tumba. Una vez rendido su tributo, el misterioso personaje desapareció de la misma rápida forma en que llegó. Desde entonces y hasta el día de hoy, este rito se viene celebrando anualmente sin que hasta la fecha se conozca la identidad del protagonista de este peculiar brindis.

El presente año se celebraron 60 apariciones de este personaje (coincidentes con el 200 aniversario del nacimiento de Poe). En la actualidad, esta costumbre cuenta con el visto bueno de la Sociedad Edgar Allan Poe de Baltimore y del Museo y Casa Poe (quienes conservan fielmente las botellas dejadas); además de reunir a curiosos espectadores, quienes se congregan cada 19 de enero desde temprano a la espera del misterioso hombre del brindis.

Obviamente no faltaron los curiosos que intentaron develar a la fuerza la identidad del visitador durante su brindis, o los que proclamaron ser él; de la misma manera, se cree que algunas de las botellas dejadas pueden pertenecer a imitadores, también se supuso que en realidad el visitador no existe y que todo se trata de un vulgar truco publicitario. Pese a todos estos hechos, se desconoce con certeza al protagonista de este ritual, quizás, el único indicio de la identidad del “brindador” son las pocas notas que dejó en el lugar. Algunas de ellas con alusiones directas a Poe: “Edgar, I haven’t forgotten you”, otras referidas a fútbol americano (probablemente falsas) y también hay las intrigantes: “The torch will be passed”, nota recibida en 1993, dando lugar a la teoría de que el personaje original estaba demasiado viejo y en poco tiempo iba a relevar su tarea a su hijo o a alguien en capacidad de continuar con el brindis.

De una u otra forma, de manera continua, el desconocido tributario se acerca al cementerio cada 19 de enero a cumplir con la tradición, siempre vestido con algún abrigo, sombrero y capucha o bufanda negra para ocultar su identidad. Llamémoslo trivialidad, excentricidad, ocio o anormalidad, quien quiera que protagoniza este evento homenajea a su manera a un escritor extraordinario, y por lo tanto debemos alegrarnos por su peculiar manera de celebrar la memoria de Poe, hay que reconocer que se ganó buena fama con esta excepcional práctica; ahora bien, en caso de que todo sea una farsa y el curador del museo o el cuidador del cementerio sea el que en realidad deja el coñac y las rosas, esperemos que sufra de un accidente terrible que acabe de una buen vez con su infeliz existencia o sea víctima de una enfermedad terrible, farsas de esa índole deben ser pagadas con sangre. He dicho. Amen.

17 de marzo de 2009

2 cuentos de LEO MASLIAH


CADENA

Este mensaje no es una cadena. Por lo tanto, destrúyalo sin reenviarlo a nadie. Contravenir esta sugerencia sólo congestionaría inútilmente las líneas. Tenga buen criterio. Ni siquiera es necesario que siga leyendo esto. Si no tiene otra razón para continuar conectado/a a la red, puede eliminar este mensaje y salir del programa, sin tener que lamentar la pérdida de ninguna información relevante. Es más, si usted todavía sigue leyendo esto, francamente, es porque es un ser parasitario, que no tiene nada que hacer. ¿Por qué no mejor sale a pasear? Le repito que en estas líneas no va a encontrar absolutamente nada que le sea de utilidad. Doy fe de ello, puesto que conozco la continuación del texto. Es exactamente del mismo tenor que cuanto antecede. Vale decir: no dice nada. Así que... ¡Basta de leer, imbécil! ¿Qué estás esperando encontrar? Ya te dije que no hay nada... ¿no me creés? Bueno, jorobate. Seguí leyendo, que no vas a encontrar nada que no sea la confirmación de lo anterior, es decir, que en lo que sigue no se dice nada. Nada de nada. No hay voluntad de diálogo, ni tan siquiera voluntad de monólogo. Es un texto vacío, y va a seguir así hasta la última de sus líneas. Se podría lo mismo dejar en blanco las líneas que faltan, de no ser porque como esta página no tiene renglones, no se notarían que están. Pero el que estén no significa nada. No están por nada en especial. Entiendo que la curiosidad te pueda haber llevado a seguir leyendo hasta acá, pero si seguís... es porque tu pelotudez no tiene límites. ¡Qué idiota Dios libre y guarde! Ni siquiera para un linguista o un gramático tiene sentido continuar leyendo esto, porque es una simple colección de frases banales cuyo único objetivo es ratificar la ausencia de finalidad de todo el resto del texto. (Continuará.)


AAAAAAAAAA

La madre del monstruo estaba ahí, con la cuchilla contra el pescuezo de su hijo, tratando de pensar con claridad. Lo había maniatado tomándolo por sorpresa mientras dormía, y no sabía si matarlo a prolongar su miserable y nociva existencia por unos años más, hasta que las tensiones musculares originadas en su propia deformidad acabaran por despedazarlo.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó, como para despejar su mente de disquisiciones superfluas.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó también el monstruo, aterrorizado ante la presión de la hoja de acero contra su garganta.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó la madre, tratando de ahuyentar el impulso de cortar ese cuello sin más demora. La tentación era fuerte, pero no podía ceder ante ella así como así, sin estar completamente segura de que estaría haciendo lo correcto.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó el monstruo, para atemorizar a su agresora.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó ella, mostrándole que no era fácil de intimidar.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó él, agobiado por la impotencia. Cuatro vueltas de alambre de púa mantenía sus piernas y sus brazos fijos las unas contra los otros.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó la madre, queriendo infundirse ánimos para asestar la puñalada fatal.

-¡AAAAAAAAAA! – grito el monstruo, tratando de impostar la voz y de imprimirle vibrato, como para apelar a la sensibilidad musical de la mamá.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó ésta, queriendo acallarlo.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó él, sumido en la desesperación de no saber ya qué hacer.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó ella, para ver si repitiendo lo que decía su hijo podía entenderlo mejor.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó él, pensando que si hasta ahora el gritar así lo había mantenido a salvo del avance de la cuchilla, lo mejor que podía hacer era seguir gritando.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó ella, sin razón aparente, y quizá sólo porque era su turno.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó él, y este grito sonó como una amenaza de que la próxima vez gritaría más fuerte.

Bien niños, eso es todo por hoy. Mañana estudiaremos la letra "b".

SOME SAD SONG 2 - OVERKILL



La canción pertenece originalmente a Men at work, pero su otrora vocalista (Colin Hay) suele cantarla en sus giras (como vemos en el video). Este tema cobró nueva vigencia gracias a su aparición en Scrubs. A decir verdad no es muy triste que digamos, pero tiene su aire...

20 de noviembre de 2008

NOTAS SOBRE EL AUTOR


Siempre es agradable escribir sobre alguien que conoces, contar a los demás cómo ves y qué te produce esa persona, ya sea su presencia, ausencia, forma de expresarse, actividades, malas costumbres, lenguaje, pinta o tantos otros detalles. Es por eso, que mi amigo, ¡cuál amigo!, mi hermano, el Pigamalión de mi mente, el distinguidísimo Álvaro Nuñez M. (otrora némesis irreconciliable), se dignó a escribir sobre mi. Juzguen Uds. si lo aquí escrito es verdad o ficción, lo verdaderamente cierto es que se le agradece encarecidamente al Titus por su aporte a UN COÑO FORMIDABLE.


Satisfacción pública (Una cortés farsanteada, a modo de marco conceptual)

Hace bastante tiempo he podido evidenciar que el procreador de este blog se ha dado a la tarea de ensuciar mi nombre con una serie de mentiras deshonrosas y completamente ajenas a la verdad. Lamentablemente no podemos decir que el procreador de tales falacias lo haya hecho al fervor de alguna copita de coñac o de algún momento de furia, por el contrario se ha dado a la tarea sistemática, ordenada y corrompida de hablar a destra y sinistra mal de mi persona, por lo cual y en un mínimo acto de reivindicación se me ha permitido expresar unas cuantas líneas sobre este nefasto personaje que no conforme con perturbar la mente de propios y ajenos se ha encaramado en la aventurada faena de poseer, cual macho cabrio, el espacio weberiano.

Miguel es un hombre de contextura mediana, su físico no nos muestra ninguna seña de cuidado, al contrario se evidencia un cuerpo entregado al goce de la noche, a la vida desprolija y a la alimentación gaseosa. Las múltiples mutilaciones que ha cultivado metodológicamente son fruto de un disipado amor propio y la incapacidad de distinguir el peligro. El evidente exceso de turrón ha terminado por destruir la flora intestinal, un cuadro clínico espeluznante considerando que Ian acaba de cruzar los 32 años de existencia.

Miguel supo ser un niño intimidado por la noche, la oscuridad lo mantenía quieto. Pasó la mayoría de sus noches de infancia bien cubierto por sendas frazadas que calmaron el frío y su petrificado cuerpo tieso por el miedo.

En esta práctica comenzó a cultivar la lectura, única virtud hasta ahora plenamente reconocida. Así fue que su mente -mas no su cuerpo- salieron a pasear por los jardines de Salgari, el Principito, Oscar Wilde, Edgar Allan Poe, Ian Fleming y muchos otros que construyeron un ser lúgubre que todas las noches añora volver debajo de las frazadas.

Miguel ha sido un incansable adjetivador (si cabe el adjetivo) sin pelos en la lengua, Gordo se ha entregado al placer de valorar todo, odiar con todas sus fuerzas, fortaleciendo su compromiso de no quedar indiferente con nada.

Miguel en sus años universitarios inquieto por las particularidades de su ciudad se dio a la tarea de investigar la decoración de los minibases comparandola con lo Kisch, adjudicando la condición de arte a la decoración popular de cientos de minibuses que no dejan espacio sin sticher ni pie con bola.

Miguel no es sólo carne y hueso, también ama, ama el alcohol y lo hace como pocos hasta las últimas condiciones, hasta perder el glamour, el sentido, la billetera y alguna que otra amistad.

Mas allá de los engatusadores encantos de este muchacho novel sopocasheño encontramos un ser humano inmerso en medio de la naturaleza, amante desenfrenado de su mascota, Perla, a quien dedica sus escuetos momentos de ternura, casi otorgándole un grado inusual de humanidad.

Quiero entender a Jean Pierre como un hijo de su época (Post 21060) un heredero de muchas frustraciones nacionales y desengaños ideológicos, de la extraviada buena música en los noventa, de los excesivos colores de la televisión, del desgaste de la avenida ecuador por el micro 2, del pervertimiento gradual de la Av Belisario Salinas, de la repartija de pegas, del paso del Kitased al Pilfrut, de la muerte de Diana y el nacimiento de Elena y la perdida irreparable del oriente boliviano.

Ian seguirá incansable, como la revolución, hombre entregado a si mismo, no dejara la oportunidad de congraciarse con las cultas esferas de nuestro Shuquiago Marka. En sus cientos de horas libres pegado al ordenador ha decidido inaugurar, con bombos y platillos, “Un coño formidable” un exitoso espacio de reflexión mostrándonos, cual buscapiques, su poder literario y su visión pesimista de este mundo desalmado.

Para culminar quiero decir que quien no tiene el gusto de conocer al dueño de este blog se pierde de una experiencia por lo bajo estranguladora y fascinante.


Un saludo fraterno

Titus

ANTI AUTOAYUDA 2 - PAULO COELHO

Todos sabemos lo que representa este nefasto personaje, es por eso que después de leer el presente artículo, da rienda suelta a tu imaginación, tu lengua y tu florido lenguaje, pues dando palo te puedes ganar un par de libracos. Lee con atención y da tu opinión.

Cada uno de nosotros es capaz de construir una lista con los libros o autores que nos marcaron de por vida, pero cuando le pedimos a alguien que realice tal ejercicio, el aludido usualmente menciona los libros que lo marcaron de forma “buena”, olvidando los desperdicios que, por su mediocre, estúpido e insulso contenido, nos indignaron de tal forma que después de terminar su lectura procedimos a la destrucción del susodicho libro, ya sea usando fuego o el inodoro.

En mi lista de autores cuya lectura me indignó y me produjo nauseas que se prolongan desde hace muchos atrás, está Paulo Coelho. Tan sólo el hecho de escribir su nombre ya me produce una profunda ira que recorre mi cuerpo y llena mi cabeza de ideas e imágenes de muerte y destrucción masiva. Evidentemente, la lectura de El alquimista o de Verónika decide morir jamás apaciguó mi espíritu o me hizo pensar sobre mi Leyenda personal (¡qué clase de mierda!), sino que produjo en mí sentimientos de pena y cólera, pena para con las personas que tienen que recurrir a estos libros de “autoayuda” para aclarar sus pedos existenciales, y cólera para con las estupideces vertidas en los escritos de este brasilero, que, seguramente, estando alguna tarde botado en alguna playa de Rio de Janeiro (presa de una insolación del carajo), decidió vaciar toda la basura que tenía en su cabeza en una serie de libros, y el resultado fue la vasta producción literario de este hombre.

He aquí una breve muestra de las frases o ideas que aturden mi cabeza de tan sólo transcribirlas: “El camino de la magia –como en general, el camino de la vida- es y será siempre el camino del Misterio” (¿?), “El amor jamás separará a un Hombre de su Leyenda Personal” (¿qué mierda?), “Cuando quieres algo, todo el Universo conspira para que realices tu sueño” (¡¡¡¡nooooo!!!!). El impresionante dolor de cabeza que tengo en este momento no es causado por un irremediable tumor cerebral ni por el chaki nuestro de cada día, sino por la sarta de barbaridades ideadas y hechas públicas por Coelho.

No escarmentado con el horror que me invadía a medida que releía tales distrofias mentales, opte por visitar el blog de este señor… craso y fatídico error. A medida que mis ojos leían, escuchaban y miraban al autor, lo único que deseaba que la Parca tome mi vida y me libre de semejante castigo terrenal. Lo peor del caso es que el tipo en cuestión caga plata, porque millones de personas optaron por gastar su dinero en sus mierdas de libros, pudiendo gastarla en estupefacientes o alcohol, remedios que, si bien no necesariamente hubieran resuelto sus problemas, por lo menos les habría ayudado a sobrellevar el momento aunque sea por un rato.

Dicho esto, invito al lector a que vierta los insultos o descalificaciones más groseros y soeces hacia este nefasto hombre: Paulo Coelho. Dichos insultos o comentarios sobrre la labor de este tipejo podrán ser vertidos tanto como comentarios en este post, como en los comentarios del blog (en la columna de la derecha). El único requisito es que usen su nombre (real) o apodo (conocido). El ejecutante del más sentido, original, entretenido y falaz de los agravios será premiado con un libro. In deed, el creador de una dura, altisonante (opcional), original y entretenida crítica, palo, recibirá una copia de Chacal de Frederick Forsyth o de La fiesta del chivo de Mario Vargas Llosa (originales ambos), a elección de los dos ganadores.

Tienen hasta el próximo 20 de diciembre para explayarse. El jurado calificador estará conformado por Sebastián Antezana y mi persona. Buena suerte y esten atentos a los improperios que serán vertidos durante el próximo mes en UN COÑO FORMIDABLE.

BOLIVIA… ¿UNA SOCIEDAD MUERTA DE HAMBRE?


Siempre les dije que este blog era para que se expresen. Bueno, haciendo una peculiar excepción en cuanto a temáticas se refiere, el turno le llega a Sergio Irazoque G, quien se expresa sobre funcionarios públicos y ética laboral en la coyuntura nacional. Las ideas expresadas en este post (y en todos los escritos por otros cuates, pero se hace la aclaración puntual en este caso por su puntual temática) no necesariamente son compartidas por UN COÑO FORMIDABLE y son responsabilidad del autor.

Aunque el título de este artículo sea enérgico, no encuentro otro calificativo para gran parte de nuestra gente, que está devorando al Estado aportando nada a su desarrollo.

Me refiero a la actitud de desarrollar una actividad en la que la única meta, es hacer dinero. Esta posición es adoptada y justificada por muchas personas en Bolivia, especialmente en instituciones públicas, donde gran cantidad del personal hace del lugar de trabajo su finca.

Desde la época republicana la exclusión originó que los grupos de gente marginada, al soportar humillaciones y sometimiento, adopten actitudes de revanchismo, volviéndose complejos arraigados que siguen presentes hoy.

Con las reformas de la revolución de 1952, comenzó el proceso de inclusión y se avanzo mucho desde entonces. Aún falta bastante por hacer y sin duda la autoexclusión es limitante para un gran número de personas.

El boliviano común al sentirse menos, intenta demostrar superioridad por algún tipo de privilegio económico, hasta creer que está por encima de otros por ocupar un cargo. Cuando los motivos para realizarse como persona, debieran ser los valores humanos bien practicados y la superación profesional, comparándose con uno mismo.

En el sector público de nuestro país, muchos de los funcionarios ocupan puestos que no merecen; la forma en que los obtuvieron es generalmente a través de favores políticos o personales. Lo peor es que después de posicionarse, su desempeño es mediocre. Sin preocuparse por el perjuicio que ocasionan, debido a los pésimos resultados de su trabajo, los daños que causan a su institución y el gran atraso que sigue de ello para el país.

Además del desempeño ineficiente, se suman más problemas: defensa de posiciones con justificativos absurdos y favor de instancias que admiten este tipo de situaciones, por pasividad o por estar inmersas en el círculo vicioso donde mediocridad y corrupción se alimentan mutuamente. No solo es culpable el que hace lo indebido, también el que lo permite.

Una dificultad común para el vecino de a pie o el servidor público idóneo, es no saber cómo afrontar en la perplejidad de los primeros impactos estas situaciones, que rompen con los ideales, la formación y los procedimientos que se recibieron al aprender una profesión u oficio; se los quiere aplicar en el trabajo no por gusto, sino porque subyacen saberes y convicciones que en una persona responsable, van más allá del simple propósito de recibir una remuneración.

Por tales motivos es que al chocar con ese muro de favoritismos, roscas y círculos de corrupción, el que no encaja en esos grupos bien montados, se estrella contra ellos. La reacción puede ser variada: al comienzo pueden mermar los ideales del sujeto diferente, porque en muchos casos, si éste se anima a señalar situaciones irregulares, queda generalmente marcado como el inquisidor. Se piensa que su intención es perjudicar a los “funcionarios de siempre”.

La razón y la moral mandan a actuar ante esta realidad. Un país se construye de a poco, por eso la forma de enfrentar estas situaciones debe ser atinada. En un principio el que lo haga estará solo; al notar esa actitud, aparecerá otro que se sumará, porque no se trata de defender una posición personal, sino valores sobre los que se debe construir una sociedad.

Por la coyuntura que pasa nuestra Nación, muchos creen que ciertos grupos políticos son los culpables del retraso en el que estamos. La verdad es que cualquiera sea la sigla política, en los distintos frentes se encuentran “personas” que lo único que las mueve es el interés propio y la ambición. La persona decente, sin importar si sigue tendencias de una u otra sigla trascenderá. Lo correcto es posible cuando hay decisión de obrar con integridad.

En el lugar donde uno esté, debe siempre tener presente que lo más importante es la transparencia y honestidad. Esta es una condición para desenvolverse personal y profesionalmente, relegando intereses personales.

Cabe indicar que la educación es vital para el individuo; si ésta ha sido adecuada, las decisiones que tomará en el trabajo y en la vida, tenderán a lo correcto. Esto fomenta actitudes de lealtad.
Bolivia, tiene características de una Sociedad Muerta de Hambre, por actitudes egoístas. Independientemente del poder adquisitivo o lugar que ocupan, muchos vecinos nuestros adoptan posturas tales como, la del mínimo esfuerzo, toma de decisiones torcidas, ganar al de a lado deshonestamente, favorecer al que no lo merece; en resumen hábitos de trampa y engaño, situándose a un nivel muy bajo como persona para tener más. Lo más preocupante es que estas acciones son ejercidas por algunos “profesionales”, que hacen quedar mal a nuestro gremio.

Nuestra Nación para salir del atraso y más en esta coyuntura de cambio, requiere con urgencia que especialmente la gente que trabaje para el Estado Boliviano, sea idónea y honesta, que tenga la firme convicción de servir a su país y no servirse de él. Lo manifestado es sabido por muchos, pero es necesario refrescar la memoria para erradicar a los mediocres.

Arq. Sergio S. Irazoque Guillén

Fuck you sunday!!!


Por alegre que sea la existencia, siempre hay algo que toca las más delicadas fibras de humanidad que aún nos queda a algunos de nosotros. Ese algo, vil y desolador, es el día domingo.

¿Cuál es el peor día de la semana? Algunos dirán que el lunes (los oficinistas), otros dirán que el domingo (los ateos), unos pocos que el martes (los nabos, que ni imaginación tienen para elegir un día de la semana). En este sentido, me uno a los ateos, y no por afinidad de pensamiento (o sea, si pero no), sino porque creo firmemente que, de lejos, el domingo es el peor día de la semana.

Para empezar, el chaki jode. En los últimos tiempos soy víctima de una resaca colosal, a tal punto que me va peor cuando duermo algo durante la noche, que cuando no duermo ni mierda, y ni que decir de los malestares digestivos, oh my fuckin god!!! El estertor es inhumano.

Bueno, si pasé la noche en mi casa, seda, sólo hay que incorporarse y reintegrarse a la sociedad. Pero cuando la joda impidió que regrese a mi home sweet home, es cuando el calvario comienza. El hecho de regresar a mi casa a mediodía, con el sol en pleno cenit, una sed y hambre de mierda y de paso tener que caminar (o buscar tacho) para regresar al albergue paterno, no jala. Además, ver a toda esa gente apurada por llegar a sus respectivos cultos (misa, misa negra, KKK, rally nazi, etc) me molesta en lo más profundo, no por el hecho de que asistan a sus mierdas, sino por las miradas que le pegan a uno. Es cierto, ando con cara de hecho culo, una pinta de amanecido total y sabrá dios qué misteriosos olores impregnados, pero eso no les da el derecho de escanearme de esa forma. Nada carajo.

Aunque estos verificables hechos puedan parecer los de cualquier ordinaria farra/joda, las consecuencias se magnifican cuando se registran en domingo.

Nunca hay comida en domingo. Algo extraño sucede que ese día no hay una puta galleta de agua que comer, ¿refresco? Ni para muestra. Lo peor es la tarde. Ver TV, alguna peli o huevear en Internet son actividades que requieren el mínimo grado de concentración, aspecto totalmente inexistente durante la tarde de ese maldito día. Leer resulta absolutamente imposible. Entonces lo que resta es socializar. La primera opción es la pareja/date/crush/media naranja/peor es nada/cortej@/cuerno. Deli pasar el domingo trancando con tu negr@, del carajo, pero, ¿y si no hay negr@? Ahí es donde aparecen los amigos de domingo que se encuentran en las mismas que uno.

La huevada de estos cuates es que a veces ellos están más cagados que uno, entonces sólo queda convertirse en pañuelo del otro; todos sabemos que el domingo de mierda trae consigo una melancolía casi inexplicable. También están los que quieren seguir doblando el codo, y una chela se convierte en 2, en 3, en cuba libre personal, en cuba de medio litro, en cuba de litro y chau, Mulas otra vez. Aunque la cogorza dominguera puede ser divertida, la resaca de lunes es mucho, mucho peor que la estandar de domingo. Claro, también puede ocurrir que el ocasional compañero de domingo traiga frescos chismes de la noche anterior, dando palo, sacando a relucir trapos sucios propios y extraños, recuentos de daños o el tan popular y siempre agradable incremento de prontuarios.

“¿Y por qué no duermes?”, dirá algún incauto. Yo no puedo, me emputa. Es por eso que me busco actividades domingueras alternativas, las cuales recorrieron varios rubros, desde comer helado hasta jugar monopolio. Pero absolutamente nada pudo quitarme esa moleta sensación de que el fin de semana acabó. Estoy seguro que este sentimiento no sólo me afecta a mí, conozco a varios congéneres que experimentan los mismos o parecidos síntomas. Es más, sólo basta caminar por la Pérez a eso de las 18:00 del fatídico día. La amargura del inminente comienzo de semana se refleja en las miradas ajenas, en cada niño, en cada anciano, en cada platillero de comparsa que anda perdido, en cada cholita que acaba de encontrar a su marido perdido días atrás, en cada carterista, etc.

Es que el domingo es el fin, el fin del fin de semana. Faltan por lo menos 3 días para que la semana tenga sentido, para olvidarse de responsabilidades y obligaciones. Y esto pesa para todos, si volvemos líneas arriba, pareciera que trancar es la solución al domingo, pero ni eso evitará que pronto sea lunes y la rueda gire de nuevo.

Tener la seria duda si los recuerdos de la noche pasada son eso o simples divagaciones o tal vez sueños. Revisar la billetera y darse cuenta que 100 pesos ya no son nada en estos días (si es que todavía se tiene la billetera), revisar el registro de llamadas del celular y esbozar una intrigante sonrisa o maldecir en 2 o 3 lenguas (si es que todavía se tiene el celular), recibir misteriosas llamadas de números desconocidos, y por ende, gente desconocida… todos estos hechos son pruebas fehacientes de la podredumbre del domingo, y eso que no he tocado ciertos temas sórdidos de los cuales podría escribir mucho más, pero que no viene al caso pero que todos se los imaginan.

Maldigo al domingo, puto día de mierda. El que piense distinto, que se pronuncie.

CAZANDO A LENNON


Siempre es bueno ver una película a sabiendas de que va a ser mala, de esa forma podremos recomendar a nuestros seres queridos que no la vean. Lo irónico del caso es que el simple hecho de andar divulgando lo mala que es tal o cual película, produce que los receptores de nuestra opinión acaben viendo el susodicho film.


Recién iba a ser medianoche y para variar no tenia el más mínimo atisbo de sueño o cansancio. En medio del raudo zapping en el que me había sumergido, la imagen de unos campos de centeno me detuvo violentamente, de inmediato 5 palabras acudieron a mi mente: The catcher in the rye.

Una lacónica voz en off masculina parecía apoyar mi hipótesis, de repente, escuché claramente el nombre del antihéroe: Holden Caulfield. No había duda, esta peli tenía que ser la adaptación de El cazador oculto, de J.D. Salinger.

Pero no. En la siguiente escena aparece un tipo gordo, caminando por un parque (Central Park, asumí), presa de sus delirios y rememorando a Caulfield. Observo con detenimiento y me doy cuenta que el tipo en cuestión es Jared Leto ataviado con un oscuro sobretodo, un sombrero ridículo, unas gafas nada distinguidas y una pronunciada panza.

La película en cuestión se llamaba Chapter 27, un drama basado en un hecho bastante real: el asesinato de John Lennon a manos de Mark Chapman. Esta movie narra, desde el punto de vista de Chapman, el delirio y obsesión del que fue presa este sujeto durante los 3 días anteriores a la muerte del ex – beatle hasta el crimen como tal. ¿Por qué se llama Chapter 27? El libro de Salinger tiene 26 capítulos, saquen su conclusión.

Como es de conocimiento general, Chapman, al momento de asesinar a Lennon, se encontraba en el epítome de la obsesión con el personaje creado por Salinger: Holden Caulfield, hasta el punto de creer ser el mismísimo Caulfield.

¿Quién, en su momento, no se identificó de alguna manera con Caulfield? Crítico, descontento, cínico, desconfiado e inconforme son algunos adjetivos que se ajustan a este adolescente ficticio. Pero no todos los que leyeron The catcher in the rye, al concluir su lectura, salieron a la calle, esperaron 3 días y mataron a alguien famoso sólo por el hecho de creerse el personaje del libro. Chapman cometió uno de los asesinatos más sonados y sentidos de los últimos 30 años y me pregunto si alguien, de alguna forma muy particular, se identifica con él.

Chapter 27 es de esas pelis para pasar el rato y después morir, no sólo porque el final está cantado, sino porque simplemente se trata de retratar a un burdo asesino, enfermo e intrascendente. Las alusiones directas a El cazador oculto y a su protagonista, simplemente refuerzan esta imagen.

Encontré una crítica a la actuación de Leto que reza de la siguiente forma: “Chapman es retratado en detalle por Leto como una suerte de camaleón humano, una especie de ameba emocional que toma el color de lo que la rodea”. ¿Una ameba emocional? ¡Ah no!

Resumiendo, Chapter 27 no jala, la hora y media que se pierde viéndola puede ser mejor invertida leyendo El cazador oculto. Una novela que, indiscutiblemente, es UN COÑO FORMIDABLE, pero una peli, que a fin de cuentas, es una mierda de mierdas.

SOME SAD SONG... NEEDLE IN THE HAY




Esta fue la primera canción que escuche de este cuate. Mucho tiempo después recién me decidí a bajarme sus discos y realmente, todo lo que se dice y escribe sobre Elliott Smith es cierto.

Hoy no resistí la tentación de incluir este post que, aunque está un cacho alejado del tema del blog, merece ser difundido.

Para los que no lo conozcan, podrán identificar la canción como parte de la banda sonora de The Tennenbaums. Disfruten.

23 de septiembre de 2008

(INTITULABLE, ES QUE SE TRATA DE CALVINO)

Indiscutiblemente uno de los mejores autores en lengua italiana de la historia, un escritor que coloca en el lugar que se merece a la fantasía y a la imaginación, un lugar elevado, desde luego. Hablar de Calvino es poco, es traicionar a la verdad, para entenderlo en toda su dimensión hay que leerlo y enviciarse de él.

Un 19 de septiembre de 1985, dejó de existir en Siena, Italia, el escritor Italo Calvino. Un ataque cerebral puso fin a la vida del autor italiano más importante de postguerra, que contaba en ese entonces con 62 años.

Lo más resaltante de su carrera literaria fue la variedad de estilos (y éxito con cada uno de ellos) que usó para la escritura de sus obras. En un principio cultivó el neorealismo, esto mediante una escritura objetiva que intentaba definir la condición del hombre de esa época (finales de los 40s). Su primera novela fue El sendero de los niños de araña, donde Pin, un adolescente, narra su participación en las Brigadas Partisanas Garibaldi (grupo clandestino italiano que durante la Segunda Guerra Mundial colaboraba con las tropas británicas y estadounidenses). Esta novela tiene cierto tinte autobiográfico, donde la representación de la realidad se realiza mediante una conjugación espontánea y ligera de compromiso político y literatura.

Posteriormente abandona la literatura realista-social para adentrarse en lo fantástico, absurdo e irónico, periodo también clasificado por algunos como realismo mágico. Calvino siempre había sentido atracción por la literatura popular y en especial por las fábulas, sin embargo la decepción ideológica que sintió cuando la ex Unión Soviética invadió Hungría en 1956, también se vio reflejada en este cambio de estilo (él fue miembro activo del Partido Comunista Italiano hasta su renuncia en 1957). Fruto de este periodo surge su obra más conocida, la trilogía Nuestros antepasados, conformada por El vizconde demediado, El barón rampante y El caballero inexistente. Esta última ambientada en los tiempos de Carlomagno, donde se narra la historia de Agilulfo, un caballero correcto, perfeccionista y piadoso, pero con una peculiaridad: él no existe. En su armadura no hay nadie, sólo una voz que reverbera a través del metal, sin embargo, él sirve fiel y devotamente a su rey y a su causa.

El periodo combinatorio de Calvino está influenciado por el estructuralismo, la semiología (fue alumno de Roland Barthes), la escritura laberíntica de Borges y su afiliación con el Oulipo (grupo de escritores que busca crear obras usando técnicas de escritura limitada). Durante este periodo, Calvino está convencido de que el universo lingüístico ha suplantado a la realidad y concibe a la novela como un mecanismo que juega con las posibles combinaciones de las palabras. Producto de este periodo es la novela El castillo de los destinos cruzados, obra que narra el encuentro de un grupo de viajeros en un castillo, cada uno tiene una aventura por contar pero no pueden porque han perdido la voz, entonces recurren a las cartas del tarot para contar qué les sucedió. De esta manera, el significado de cada figura de cada carta depende del contexto en el que es usada. Otra obra importantísima de este periodo es Si una noche de invierno un viajero, novela conformada por 10 capítulos dentro de un marco. El marco narra la historia de el Lector y Ludmilla, donde el Lector compra un ejemplar de la novela de Calvino Si una noche de invierno (…), pero después de leer unas páginas se da cuenta de que el libro está defectuoso, puesto que lo conforman 10 historias iguales; entonces vuelve a la librería donde conoce a Ludmilla, quien tiene el mismo problema. Es así como empieza una historia compuesta sólo por principios de novelas, donde los 10 principios (capítulos) que conforman la novela corresponden a un tipo diferente de narración.

Original, interesante, experimental e imaginativo. A 23 años de su desaparición, se puede decir que Calvino es UN COÑO FORMIDABLE y su lectura es obligada, aunque, lastimosamente, sus libros son excesivamente caros. Elevado precio que quizás haya que pagar para disfrutar de este genial autor italiano.

SER PIRATA (NAVAL) EN BOLIVIA

Todos, en el fondo de nuestro corazones, tenemos algo de piratas. Ya sea pirata naval, aereo, informático, de CDs de musica, de software o de flota. El vivir fuera de las normas y reglas establecidas para dedicarse al pillaje es sin duda alguna el sueño de muchos jóvenes a la hora de elegir una carrera. Este es un vistazo a lo difícil que es convertirse en pirata naval en nuestro país y sobre la necesidad de que el gobierno consiga una salida al mar para que los idealistas jóvenes (y por qué no, los adultos y ancianos también) puedan tener la oportunidad de comenzar una digna carrera en la piratería.

Era casi el mediodía y yo recién me estaba recogiendo, eso no era ninguna novedad, lo que sí era novedad era el peinado con el que llegaba a mi casa. Se trataba de una media cola pero donde la cola no pasaba simplemente a través de la liga para reunirse con el resto del cabello, sino que la cola en cuestión daba vuelta sobre si misma para volver a salir de la liga y recién juntarse con el resto de la cabellera. Era un peinado que lo había visto varias veces en algunos de mis greñudos amigos, pero con el cual yo nunca había experimentado… mierda, que buen peinado. Con tal arreglo en la cabeza me sentía todo un pirata.

Desde chango me fascinaron los piratas, en especial Sandokán, el Tigre de la Malasia, personaje de ficción creado por el escritor italiano Emilio Salgari. Las aventuras de este indómito héroe se desarrollan a mediados del siglo XIX en el sudeste asiático, a lo largo de las cuales lucha contra los intentos colonizadores de Inglaterra y Holanda. Estas historias influenciaron bastante en mis fantasías infantiles, idealizando a la piratería como la mejor forma de vida posible.

Mientras caminaba a mi casa y veía mi reflejo en varias superficies, recordaba esta mi fascinación con Sandokán y me preguntaba si yo tenía madera para haber sido pirata. Las ganas nunca me faltaron, la idea de surcar los mares pirateando siempre me pareció bastante interesante y no me hubiera molestado tener una dieta basada en galletas, cecina y ron. El asesinar a mis rivales a punta de espada o con un certero disparo de cañón suena bastante atractivo, asimismo, la sensación de peligro de vivir al margen de la justicia le pone bastante emoción a la vida. Sin embargo yo estaba tarde, la piratería estaba muerta y yo no.

En cierta entrevista, Ernesto Che Guevara declaró su encanto por el Tigre de la Malasia, no sólo por su lucha libertaria en contra de los colonizadores, sino por su integridad como persona. Cabe recordar que el estigma que rodea al pirata es el de un ratero, asesino, enfermo y mujeriego; todo lo contrario de Sandokán, el cual era un príncipe de Borneo desposeído de su trono y cuya familia había sido asesinada, eternamente enamorado de su esposa Mariana, formidable combatiente, valiente, fino, generoso e idealista. Pero lo que resultaba más atractivo de este y otros piratas (no solo para ávidos lectores como el Che, sino para la sociedad civil en general), es la aventura. Esa búsqueda de emociones nuevas y diversas, empapada de cierto aire romántico y trágico.

Buscar ese tipo de sensaciones a través de la piratería, en pleno siglo XXI y en Bolivia, resulta bastante difícil (por no decir imposible). En primer lugar me vería obligado a hacer mis primeras armas a bordo de una balsa de totora, en las pacíficas y sondables aguas del lago Titicaca. El nombre de esta embarcación no podría ser otro que Viracocha. Mis compañeros de armas serían seguramente pobladores de las inmediaciones del lago, que sólo me seguirían en mi empresa a cambio de un generoso pago por adelantado, sin comprender los ideales y sueños que subyacerían a tal aventura.

Ante la falta de embarcaciones mercantes con bandera enemiga o rutas mercantes importantes, nuestro pillaje se tendría que concentrar en los turistas extranjeros y en los incautos e ingenuos locales. Probablemente los botines más importantes serían cámaras fotográficas, pescado fresco, pasankallas, cactus, bloqueador solar y refrescos varios.

Dadas las magras condiciones de nuestra embarcación de totora, recrear los sanguinarios abordajes mostrados en libros, televisión y cine, resultaría un trabajo bastante moroso, por lo que nos conformaríamos con largas y cancinas persecuciones que probablemente durarían toda una tarde hasta poder estar a tiro de piedra de las víctimas. Quizás vientos favorables y los resistentes brazos de los remeros podrían facilitar esta tarea, puesto que nuestro presupuesto inicial no contemplaría la adquisición de motores ruidosos ni ningún tipo de maquinaria.

En cuestión de alimentos no tendríamos nada que envidiar a nuestros predecesores caribeños, asiáticos o europeos. Nuestra alimentación consistiría principalmente en hoja de coca, charque de llama y cerveza o algún tipo de singani, pisco o brebaje alcohólico elaborado con los más bajos estándares de calidad.

Ante la falta de arcabuces o cualquier otro tipo de arma de fuego, para nuestra defensa, intimidación y ataque utilizaríamos hondas, quimsacharanis, matasuegras y ciertas herramientas agrícolas propias de la región. Eventualmente emplearíamos tecnología asiática (fuegos artificiales chinos) o restos de pescado (cabezas, tripas y colas), las cuales arrojaríamos a las cubiertas de las embarcaciones enemigas a fin de advertirles sobre lo sanguinarios y peligrosos que somos.

Como buenos piratas, rendiríamos culto a la divinidad protectora correspondiente, en este caso (y a fin de evitar conflictos culturales y/o de credo) otorgaríamos los rangos de Alta Protectora y Patrona a la Pachamama y a la virgen de la Candelaria. Para tales efectos cumpliríamos sagradamente con los rituales de ofrendar sullu de llama (a la Pachamama) y hacer celebrar misa (a la virgen) cada que el calendario aymara, el santoral, el almanaque Bristol o las circunstancias así lo requieran. Ama sua, ama llulla y ama qhella serían nuestros preceptos.

El lago Titicaca cuenta con numerosas islas e islotes en los cuales podríamos asentar nuestra guarida y disfrazarla de restaurant, hostal, museo o cualquier otro negocio semejante. Asimismo, en muchas de estas islas existen ruinas precolombinas que ya nadie visita, podríamos utilizarlas para iniciar la construcción de la infraestructura deseada.

Fieles a las tradiciones locales, en vez de enarbolar la clásica bandera pirata (skull and bones) utilizaríamos como enseña a una variación de la tradicional wiphala, la cual, en vez de contar con los 7 colores característicos, estaría compuesta sencillamente por blanco y negro, patrón muy semejante al de las banderas de las carreras de autos, pero que en nuestro contexto, seguramente, sembraría horror en los ojos de nuestras desdichadas víctimas.

Al formar parte de la histórica hermandad pirata, nuestras identidades cambiarían obligatoriamente. En caso de que mi persona fuese designada capitán de la barca de totora, mi denominativo sería el Condor del Titicaca, o el Huanaco del Kollasuyo o (en el peor de los casos) la Viscacha del Lago; títulos que servirían para infundir pavor entre propios y extraños.

Al no contar con imperios enemigos (como en otrora fueron los ingleses), tendríamos que buscarnos un acérrimo némesis que nos combata con ferocidad, tenacidad y profundo odio. Nuestra primera opción serían los peruanos, que al contar con una casi respetable flota de navíos, podrían perseguirnos y cazarnos por las mansas aguas del Titicaca, convirtiendo a Puno en su cuartel general. Como Bolivia cuenta con 1 o 2 barcos que patrullan el lago, no tendríamos que preocuparnos de ellos, por otra parte, alcaldes de localidades bolivianas de las orillas, podrían convertirse en útiles aliados con los que podríamos compartir un pequeño porcentaje de nuestros botines a cambio de protección, mientras nosotros sembraríamos el terror en los enemigos puertos peruanos, ahuyentando el turismo de sus costas y trayéndolo a nuestros puertos aliados.

Pese a que la vestimenta tradicional de los piratas era so fucking hot, nosotros deberíamos adaptarnos a las condiciones climatológicas y a las telas y costura disponibles en la región. En vez de tricornios o sombreros adornados con plumas, recurriríamos al tradicional chullo (o ch’ullu) pero en colores oscuros y que infundan respeto. Para las faenas propias del barco, los marineros estarían en la libertad de usar las prendas que más cómodas les parezcan, pero a la hora de participar de un asalto, persecución, pillaje, preste, ofrenda a la Pacha, misa a la Virgen, vandalismo o cualquier ocasión en que el pirata en cuestión sea visto por personas ajenas al círculo primario de colegas o cuando pise tierra, deberá obligatoriamente vestir prendas de alpaca, tocuyo o alguna otra tela propia de la región, evitando siempre los colores vivos y alegres, optando por tonalidades oscuras o relacionadas a la tierra. Tatuajes, aretes o cualquier otro tipo de arte corporal quedaría a libre albedrío de los piratas.

Con todas estas correrías y aventuras, quizás no sólo nos beneficiaríamos nosotros, también le haríamos una buena publicidad al lago Titicaca y su postulación como una de las 7 maravillas naturales del mundo, demostrando que las cualidades hidrográficas del citado lago son ideales para la piratería y el pillaje, además de contar con bonitos paisajes y atardeceres, capaces de tocar el corazón del pirata más sanguinario y brutal.

TODAS LAS CUMBIAS SON LA MISMA CUMBIA

El autor de la presente entrada, Mauricio Murillo, establece una relación que puede haber pasado desapercibida para muchos: Borges y la cumbia. Un texto que invita a meditar sobre algo que quizas no tenga la más minima relevancia, pero que proclama una verdad mentirosa: siempre hace falta un poco de cumbia.

Pocas cosas se le pueden reclamar a los escritos de Borges, creo que una de ellas es que les falta un poco de cumbia. El humor de Borges es inteligente, graciosísimo, atrayente, ingenioso, lúdico y varias cosas más, pero le falta la alegría sin sentido que puede dar el alcohol y la cumbia. Las francachelas, los trancazos y los meneos de cadera. No me refiero a que es necesario bailar la cumbia para cumbiar, sino que creo que escucharla es parte de su disfrute y su vivencia (en realidad creo que prefiero escucharla).

El ritmo de la cumbia crea un espacio privilegiado que envuelve al oyente y al bailarín, lo mismo que sus letras. Músicos académicos, rockeros puritanos, folkloristas fusionados y demás (obviamente no todos) siempre le critican a la cumbia lo sencillo de sus acordes y lo monótono de su ritmo. Creo que acá es importante volver a Borges para explicar el alcance de la cumbia. Creo, no sin fundamento, que un acorde en una cumbia es todos los acordes de la misma cumbia. O sea, en cada rasgueo de guitarra se encuentran todos los rasgueos de la canción. (Ya no musicalmente hablando, sino borgianamente hablando). En cada acorde de cumbia se encuentran todos los acordes de cumbia del universo. El orden de estos elementos será azaroso y repetirá el caos del universo, así la combinación de los dedos pisando deliberadamente determinadas cuerdas es la variación de un arpegio absoluto que hace a la cumbia.

Yo sinceramente no creo que el ritmo de la cumbia sea simplón y repetitivo, y si en realidad lo es, creo que todo el universo es simplón y repetitivo. Cada hombre es todos los hombres, una palabra es todas las palabras. Este ensayo es el reflejo de otro ensayo que critica la poca creatividad de los compositores de cumbia. Todas las cumbias son la misma cumbia. Cada rasgueo es la variación de otro, es la repetición de otro, y en ese rasgueo se encuentran todos los rasgueos de cumbia del mundo.

Tal vez este texto no tenga sentido, no espero que lo tenga, pero si quisiera que tenga algo de cumbia. Tal vez Borges no esté de acuerdo con esto, la cumbia es lo opuesto a lo intelectual, al conocimiento y al sarcasmo. Pero tal vez David Castro es una variación teñida, movida y morena del escritor argentino, tal vez no.

OULIPO: ESCRIBIR JUGANDO

Es considerado una moda en muchos países y en su nación de origen, Francia, cada vez reúne a más participantes. Se trata del Oulipo, un grupo de entusiastas literarios y de los números que se convirtió en una corriente literaria. Sus aportes a la literatura son por demás destacables, este es un vistazo a su origen y características.

El Oulipo no es una planta alucinógena de la selva amazónica, tampoco es una divinidad esquimal, Oulipo no se refiere a una serie de prácticas fisico/espirituales para alcanzar cierto estado mental, ni mucho menos al nombre de alguna película independiente de esas que pasan por Isat; Oulipo es el nombre de un grupo de escritores que buscan crear obras usando técnicas de escritura limitada.

El nombre es un acrónimo de OUvroir de LIttérature POtentielle, traducido como Taller de literatura potencial, el cual fue fundado en 1960 por Raymond Queneau y Francois Le Lionnais. Este movimiento comienza siendo una especie de club selecto, secreto y no convencional, pero renunciando a autodefinirse como una vanguardia, aunque se ocupe principalmente de la búsqueda de nuevas estructuras formales de creación.

Un movimiento predecesor (coincidente y discordante al mismo tiempo) del Oulipo fue el surrealismo, originado durante el primer cuarto de siglo XX, el cual abandonaba la razón y acudía al inconsciente en la búsqueda de un proceso de creación sin restricciones y espontáneo, el Oulipo toma el sentido contrario y apela al consciente y al razonamiento para crear restricciones que permitan nuevas formas de creación. En este proceso, dos disciplinas aparentemente distintas se unen: la literatura y las matemáticas, es así como conceptos propios de las matemáticas se aplican a la literatura, encontrando las posibilidades que tiene la lengua, vale decir las potencialidades de la literatura.

El Oulipo no establece una serie de normas artísticas, sino un procedimiento de creación, es así como nacen las siguientes restricciones oulipianas (algunas de ellas existentes desde hace mucho antes de la creación del taller, pero clasificadas como tales):

Lipograma.- Texto donde se prescinde voluntariamente de alguna letra o de signos ortográficos. En 1969, Georges Perec publica (en francés) la novela La desaparición, en la que se habla sobre la desaparición de un cadáver, cuando en realidad la verdadera desaparición ocurre con la letra “e”, la cual no aparece ni una sola vez en toda la novela.

N+7.- Consiste en reemplazar cada sustantivo o verbo con el sustantivo (o verbo) ubicado 7 puestos más adelante en un diccionario, por ejemplo: “nunca un perro tuvo tanta hambre”, por: “nunca un personaje tuvo tantos harapos”.

Palíndromos.- Palabras o frases que se pueden leer igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda, por ejemplo: “Dábale arroz a la zorra el abaD” o “Eva usaba rimel y le miraba suavE”.

Existe una restricción en la que cada palabra de un texto empieza por una de las letras del abecedario pero en orden: “Antonio bebió champagne. Después experimentó fuertes galopadas hepáticas…”

Sardinosaurio.- Consiste en pensar en 2 animales, la última (o últimas) sílaba(s) del primero debe ser la primera sílaba del segundo (como en sardinosaurio). Después se podrá escribir un ensayo o poema sobre el quimérico animal.

Lo que pareciera una simple oración, es en realidad una alternancia perfecta entre vocales y consonantes: “Una mano rápida tocó cada nota…”

Terine.- Consiste en encontrar 3 palabras que rimen y utilizarlas en un verso de 3 líneas, posteriormente se creara otro verso (también de 3 líneas) con las mismas 3 palabras sólo que en distinto orden, y así sucesivamente.

Perverbe.- Combinación de 2 o más pedazos de frases o proverbios.

Monovocalismo.- Una especie de lipograma en el que esta permitida solamente una vocal: “Ce que je veux, je ne le peux; ce que je peux, je ne le veux” (Lo que quiero, no puedo; lo que puedo, no lo quiero).

LSD.- Sustituir una palabra dada por su definición: “la marquesa salió a las cinco”; sustituido por: “el tejado sostenido por pilares que sobresalía, se destacó a la hora del té”, y sobre esta frase, realizar más sustituciones.

Frases encontradas.- Parecido al Perverbe, pero combinando ambas partes de las frases: “tirar al diablo por la cola” y “construir castillos en España”, se las puede combinar así: “tirar al diablo en España” y "construir castillos por la cola”.

Lipossible.- Quitar una letra determinada de una palabra para formar otra: Le chant anime les nombres / Le chat aime les ombres; en la primera frase se elimina la “n”.

Liponimia.- Intención del autor de no usar una determinada categoría de palabras en un texto (nombres, verbos, adjetivos).

Anaerobia.- Consiste en quitar la letra R de una frase y crear otra con sentido: cette rosse amorale a fait crouler le parterre / cet os à moelle a fait couler le pâté.

Igualdad de franglais.- Crear textos que puedan ser leídos en 2 idiomas, independientemente de acentos o mayúsculas y de la significación de las palabras en el respectivo idioma, por ejemplo: If rogue ignore genes, bride pays / If rogue ignore gênes, bride pays (ingles/francés).

Bola de nieve.- Consiste en crear un poema cuya primera línea esté conformada por una palabra, la segunda por 2 palabras, la tercera por 3 palabras, etc.; asimismo se puede usar el aumento de una letra por línea o hacer todo el proceso de forma invrsa (ya sea con letras o palabras).

Acrósticos.- Poema cuya letras iniciales de cada línea forman una palabra; existen numerosas variaciones de acrósticos oulipianos.

Existen muchas otras restricciones que están basadas en fórmulas matemáticas, algoritmos, secuencias lógicas, etc., una lsita completa de todas ellas se la encuentra en la página oficial del Oulipo: http://www.oulipo.net/ la cual está en francés.

Todas estas restricciones implican una paradoja, en principio pareciese que su función limitante estaría destinada a frenar la creatividad del autor y bloquear su imaginación, cuando en realidad estimulan y despiertan el acto imaginativo, escapando del control del lenguaje y sus reglas comunes. Si bien por detrás existe un juego con las palabras, el carácter lúdico del Oulipo no predomina sobre el compromiso que cada uno de los miembros tiene con su causa, que es la “búsqueda de formas y de estructuras nuevas que podrán ser utilizadas por los escritores como mejor les parezca”, según reza la premisa fundacional.

En la actualidad, el Oulipo cuenta con 35 miembros (divididos en 4 tipos: escritores que son matemáticos, matemáticos que no son escritores, escritores y matemáticos, matemáticos y escritores), algunos de los cuales están muertos (sólo se puede ser miembro mediante invitación, nadie puede ser botado, nadie puede renunciar, una vez muerte se sigue siendo miembro, sólo el suicidio puede justificar la renuncia, siempre y cuando este sea causado por querer dejar el grupo y no por alguna otra causa). Las reuniones se llevan a cabo una vez al mes (jueves de Oulipo) en espacios cada vez más grandes: Les Halles, el Centro Pompidou y ahora en la biblioteca Francois Mitterrand, acogiendo cada vez a más público (entusiastas, curiosos y principalmente jóvenes). Durante estas reuniones se procede a la lectura de trabajos y a propuestas de restricciones que todavía no han sido convertidas en textos.

Algunos de los miembros de este grupo son: Marcel Bénabou, Ítalo Calvino (+), Marcel Duchamp (+), Francois Le Lionnais (+), Harry Mathews, Georges Perec (+), Raymond Queneau (+) y Jacques Roubaud. Como se puede apreciar, la tradición de este grupo siempre ha sido francesa, puesto que de la totalidad de miembros, sólo 3 no son de esa nacionalidad; incluso, el argentino Julio Cortázar fue invitado a formar parte de este selecto grupo, invitación que fue aceptada por el escritor, pero él no asistió a la reunión.

El Oulipo se ha aplicada a otras ramas artísticas, originando el Oupeinpo (taller de pintura potencial), el Oulipopo (literatura policial), el Oucipo (cine), el Oumapo (marionetas) o el Oubapo (comics). El éxito de Oulipo es bastante trascendente, el vocablo ha sido incluido en los diccionarios franceses, se estudia a este movimiento en los colegios, es parte de historias de literatura francesa, las lecturas siempre están abarrotadas de gente. El movimiento ya no sólo se refiere al grupo como tal, sino a cualquiera que trabaje literatura a través de las restricciones.

El tercer presidente del Oulipo, Paul Fournel, explicó cierta vez: “Nunca fue nuestro objetivo formar escritores, nuestro objetivo consiste en hacerles entender a los participantes de los talleres que la escritura es posible aquí y ahora y que, gracias a los beneficios de una norma restrictiva, de una restricción, es posible escribir jugando”.

22 de septiembre de 2008

DAVID FOSTER WALLACE CUMPLIÓ CON SU PALABRA: SE SUICIDÓ

El escritor estadounidense se suicidó, poniendo un final trágico a su corta pero fructífera carrera. La broma infinita es considerada una de las novelas norteamericanas más importantes de la segunda mitad del siglo XX y seguramente encontrará nuevos lectores a raíz de la desaparición del depresivo escritor.

Es sabido por todos que los homenajes deben ser hechos en vida, los homenajes póstumos muchas veces caen en la condescendencia y en el halago forzado y estilizado. Cuando un escritor muere, el cliché más habitual consiste en decir que aunque el autor esté muerto, su obra perdurará en el tiempo, cosa que a ciencia cierta no sabemos si será realidad o no. En fin, el punto es que hace poco más de una semana, el escritor estadounidense David Foster Wallace apareció ahorcado en su domicilio en California, él contaba con 46 años y esto no es un homenaje.

Cualquiera tiene derecho de preguntarse quién es David Foster Wallace, a lo cual yo respondo que él era un escritor de esos difíciles de clasificar dentro de las habituales categorías a las que se presta la literatura convencional. Sí, convencional. Con esto no trato de insinuar que Foster sea discípulo de aquellos franceses surrealistas u oulipianos de los sesentas, sino que él se caracterizaba por explotar (de estallar, reventar, no de utilizar o aprovechar) los códigos estéticos precedentes, tener un lenguaje incendiario, radicales planteamientos literarios y ser crudamente experimental; ya lo afirmaba en una entrevista: “Lo esencial es la emoción. La escritura tiene que estar viva, y aunque no sé cómo explicarlo, se trata de algo muy sencillo: desde los griegos, la buena literatura te hace sentir un nudo en la boca del estómago. Lo demás no sirve para nada”.

El autor norteamericano era conocido por 3 cosas: era capaz de despertar gran afecto en cuantos trataban con él (ya sean sus alumnos o colegas de Pomona College, Claremont); una marcada propensión a sumergirse en estados de ánimo sumamente sombríos (hace unos años, el propio escritor pidió ser internado en una unidad de vigilancia hospitalaria pues no se sentía capaz de controlar su compulsión al suicidio), y finalmente por su obra cumbre La broma infinita.

Esta magna obra (magna en el sentido de su extensión, pues posee más de 1000 páginas y unos buenos centenares de notas, algunas de las cuales son de notable tamaño) es considerada por muchos la novela más audaz e innovadora escrita en EE.UU. durante la última década del siglo XX. La broma infinita está ambientada en el año 2025 donde las grandes corporaciones patrocinan y dan nombres a los años. La acción transcurre en un centro de rehabilitación para las drogas y una academia de tenis de élite, escenarios donde se hace una sátira de nuestro tiempo y un escrutinio de la soledad del individuo. Al respecto, el propio Foster decía: “los Estados Unidos son un buen lugar para vivir. La economía es muy potente, y el país nada en la abundancia. Y sin embargo, a pesar de todo eso, entre la gente de mi edad, incluso los que pertenecemos a una clase acomodada que no ha sido víctima de ningún tipo de discriminación, hay una sensación de malestar, una tristeza y una desconexión muy profundas”. Pero su descripción del contexto no la hace utilizando un realismo común y corriente, sino mediante un lenguaje divertido e ingenioso, usando consideraciones filosóficas a través de los más variados temas: trigonometría, adicción a las drogas, tenis, cine, pop art, tecnología, grunge, la televisión, etc.; buscando y descubriendo lo irracional y absurdo de los actos cotidianos y la deshumanización de cualquier empatía.

Un pesimista de nuestros tiempos que terminó sus días escapando del mundo que tanto había criticado, liberándose de las cargas que lo atormentaban y que al mismo tiempo fueron las que propiciaron que pueda crear una gran obra. Me cago, al final esto sí es un homenaje y la obra de David Foster Wallace trascenderá en el tiempo.

3 cuentos de ENRIQUE ANDERSON IMBERT

El suicida

Al pie de la Biblia abierta -donde estaba señalado en rojo el versículo que lo explicaría todo- alineó las cartas: a su mujer, al juez, a los amigos. Después bebió el veneno y se acostó.

Nada. A la hora se levantó y miró el frasco. Sí, era el veneno.

¡Estaba tan seguro! Recargó la dosis y bebió otro vaso. Se acostó de nuevo. Otra hora. No moría. Entonces disparó su revolver contra la sien. ¿Qué broma era ésa? Alguien -¿pero quién, cuándo?- alguien le había cambiado el veneno por agua, las balas por cartuchos de fogueo. Disparó contra la sien las otras cuatro balas. Inútil. Cerró la Biblia, recogió las cartas y salió del cuarto en momentos en que el dueño del hotel, mucamos y curiosos acudían alarmados por el estruendo de los cinco estampidos.

Al llegar a su casa se encontró con su mujer envenenada y con sus cinco hijos en el suelo, cada uno con un balazo en la sien.

Tomó el cuchillo de la cocina, se desnudó el vientre y se fue dando cuchilladas. La hoja se hundía en las carnes blandas y luego salía limpia como del agua. Las carnes recobraban su lisitud como el agua después que le pescan el pez.

Se derramó nafta en la ropa y los fósforos se apagaban chirriando.

Corrió hacia el balcón y antes de tirarse pudo ver en la calle el tendal de hombres y mujeres desangrándose por los vientres acuchillados, entre las llamas de la ciudad incendiada.


La foto

Jaime y Paula se casaron. Ya durante la luna de miel fue evidente que Paula se moría. Apenas unos pocos meses de vida le pronosticó el médico. Jaime, para conservar ese bello rostro, le pidió que se dejara fotografiar. Paula, que estaba plantando una semilla de girasol en una maceta, lo complació: sentada con la maceta en la falda sonreía y...

¡Clic!

Poco después, la muerte. Entonces Jaime hizo ampliar la foto -la cara de Paula era bella como una flor-, le puso vidrio, marco y la colocó en la mesita de noche.

Una mañana, al despertarse, vio que en la fotografía había aparecido una manchita. ¿Acaso de humedad? No prestó más atención. Tres días más tarde: ¿qué era eso? No una mancha que se superpusiese a la foto sino un brote que dentro de la foto surgía de la maceta. El sentimiento de rareza se convirtió en miedo cuando en los días siguientes comprobó que la fotografía vivía como si, en vez de reproducir a la naturaleza, se reprodujera en la naturaleza. Cada mañana, al despertarse, observaba un cambio. Era que la planta fotografiada crecía. Creció, creció hasta que al final un gran girasol cubrió la cara de Paula.


Espiral

Regresé a casa en la madrugada, cayéndome de sueño. Al entrar, todo obscuro. Para no despertar a nadie avancé de puntillas y llegué a la escalera de caracol que conducía a mi cuarto. Apenas puse el pie en el primer escalón dudé de si ésa era mi casa o una casa idéntica a la mía. Y mientras subía temí que otro muchacho, igual a mí, estuviera durmiendo en mi cuarto y acaso soñándome en el acto mismo de subir por la escalera de caracol. Di la última vuelta, abrí la puerta y allí estaba él, o yo, todo iluminado de Luna, sentado en la cama, con los ojos bien abiertos. Nos quedamos un instante mirándonos de hito en hito. Nos sonreímos. Sentí que la sonrisa de él era la que también me pesaba en la boca: como en un espejo, uno de los dos era falaz. «¿Quién sueña con quién?», exclamó uno de nosotros, o quizá ambos simultáneamente. En ese momento oímos ruidos de pasos en la escalera de caracol: de un salto nos metimos uno en otro y así fundidos nos pusimos a soñar al que venía subiendo, que era yo otra vez.

9 de septiembre de 2008

BLOW JOBS & KAFKA

Cuando cierto tipo de detalles íntimos de una persona son hechos públicos, se crea una serie de sentimientos colectivos: verguenza ajena, burla, decepción, o también regocijo, comprensión, identificación etc, etc. La publicación de una nueva biografía de Kafka trae consigo una revelación y varias repercusiones.

No hace mucho se publicó una nueva biografía de Franz Kafka escrita por James Hawes y titulada Excavating Kafka. La crítica calificó a la obra de sensacionalista e imprudente, incluso el autor fue llamado idiota, ¿cuál fue la razón para tan duras reacciones? Que en esta biografía se destapa el hecho de que Kafka era gran aficionado al “porno duro”.

El biógrafo explica que Kafka tenía entre sus posesiones (y además bajo llave), una importante cantidad de números de las revistas Amethyst y Opale, ambas de carácter pornográfico, puesto que en sus páginas se mostraban felaciones, algunas de las cuales eran practicadas por animales. Ya era conocido por los biógrafos del escritor checo, que él era afín a la pornografía, aunque nunca se había entrado en tanto detalle sobre el carácter de esa pornografía.

No se hasta qué punto es relevante o no esta “revelación” sobre el tipo de pornografía que poseía Franz Kafka, siendo que más allá de su innegable talento literario, él era un hombre, un ser humano, que, como cualquier otro, tiene necesidades y maneras de satisfacerlas. Comprendo la indignación de los biógrafos y estudiosos del escritor al ver que la imagen de un Kafka espiritual, reservado y taciturno, es manchada por estos detalles sórdidos de su intimidad; pero, ¿qué de extraordinario hay en que un hombre vea ilustraciones de sexo oral en una revista? ¿Hasta qué punto esto “ensucia” la obra o vida de Kafka?

A veces, poco es lo que conocemos de la verdadera intimidad y costumbres de nuestros allegados, entonces, ¿cómo habríamos de juzgar los hábitos de un súbdito checo que vivió a principios del siglo XX (1883-1924)? Es cierto que la tarea de un biógrafo es indagar en lo más profundo de la persona de la que se está escribiendo, lo que implica sacara a relucir numerosos detalles sorprendes, sórdidos, oscuros, simpáticos, etc., pero esto no implica caer en el sensacionalismo. Si a Kafka le gustaba ver fotos de gente o animales chupando la pija de otros hombres, bien por él, no es algo de lo que él debía sentirse orgullos o arrepentirse, al final era su vida y sus costumbres. En este punto, también cabe por aclarar que otros estudiosos de la vida del autor checo afirman que la investigación de Hawes carece de veracidad y evidencia contundente.

De la misma forma, las reacciones de indignación provocadas en diversos niveles, acusa cierto prejuicio y puritanismo, algo totalmente incomprensible tomando en cuenta la época en que vivimos, la influencia de la obra del autor de La metamorfosis y El proceso (obras que no contemplan temáticas de orden sexual que puedan ser relacionadas con esta afición del escritor) y la libertad individual de la que gozamos todos.

Dudo mucho que estos hechos afecten de forma alguna, tanto a nosotros como a futuras generaciones, la valoración de la obra del genial autor, que durante su corta vida aguantó la hostilidad de su familia para con su vocación literaria, sufrió de tuberculosis (enfermedad que lo llevaría a la muerte), soportó el deshumanizante trabajo de burócrata en una compañía de seguros y vio frustradas 5 tentativas de matrimonio. Con ese panorama en su existencia, ¿que acaso Kafka no podía encontrar distracción, placer, gusto o simple evasión en la pornografía?

A mi modo de ver, Franz Kafka se encuentra entre los más grandes escritores de todos los tiempos y no existe razón para que una “revelación” como la que hizo James Hawes, afecte mi modo de ver al autor y su obra. Sin embargo, en caso de que todo esto tuviera como trasfondo a una estrategia para vender más copias de Excavating Kafka, realmente me sentiría muy indignado y la única moral que quedaría mellada sería la de James Hawes.

HARRY Y MAURICIO: UN SÓLO CORAZÓN

Nunca escarmienta, por eso, otra vez más, Mauricio Murillo trata de probarnos que en el fondo tiene sentimientos; esta vez apela los libros y en particular a la popular saga de Harry Potter. Pero no nos va a contar de que trata de libro, sino qué es lo que sintió al concluir la última página del último libro. Después de esto, esperemos que el ciudadano de a pie vuelva a creer que en ese pedazo de materia al que llamamos Mauricio, queda todavia algo de humanidad... poca, leve, eterea, pero todavía existe.

Hay momentos en la vida, creo, que te marcan por la tristeza y desolación que te dejan. Recuerdo el final de una relación que duró bastante, la final de la copa Sudamericana cuando Boca le ganó al Bolívar dos cero en la bombonera (aún recuerdo el travesaño de Tufiño que creí me llevaría al mejor momento de mi vida, pero se quedó ahí, en una posibilidad), la muerte de mi perra Totoshka (que murió de casi quince años), la despedida de una persona que se iba al exterior y, por último, el momento en que terminé el último libro de la saga de Harry Potter (Harry Potter and the deadly hallows). El momento que cerré el libro después de haberlo terminado me di cuenta que nada volvería a ser igual (al igual que cuando me alejé de una mujer, cuando vi a mi equipo perder una final internacional, cuando murió mi perra o cuando esa persona se fue del país).

Sabía que el fin era ineludible. Sabía, mientras avanzaba las más de seiscientas páginas, que el libro se terminaría. Había momentos donde ya no quería seguir por el miedo al final, pero seguí. No podía dejar de leer capítulo tras capítulo y ver lo que les pasaba a Harry, Hermione y Ron (no les revelaré nada de la trama, no se preocupen).

Y así fue, el fin llegó. Cerré el libro y me quedé en silencio con una mezcla de emociones dentro de mí: la desolación y la emoción. La emoción ya que cada gran libro deja siempre lo mismo, después de leerlo uno se siente melancólico, feliz, lleno y vacío, no entiende nada y a la vez ve claro todo. La desolación porque sabía que nunca más volvería a saber cosas nuevas de Harry Potter y su mundo. En el libro de Michael Ende, La historia interminable (no hablo de la película, sino del libro, al igual que no hablo de las películas de Harry Potter, sino del libro de J. K. Rowling), Bastian, el niño protagonista, desearía encontrar un libro que nunca termine, yo quisiera que ese libro fuera uno de Harry Potter. Pero por otro lado, creo que el final del séptimo libro, el cierre de las aventuras de Harry, hace de la saga algo tan memorable. Como siempre, el fin le da sentido a la existencia.

Y así nomás, creo que nunca podré vivir lo que viví con los libros de Harry Potter. Sé que aparecerán buenas sagas en el futuro (pienso leer las de Narnia, por ejemplo), o me divertiré en demasía con los libros de Marlowe y Spade (que también me dejaran un hueco al terminar todos los libros en los que aparecen), pero estoy casi seguro que nunca encontraré algo como lo de Harry Potter. Ya sé, es desolador, pero así nomás es.