¿Qué es un coño formidable?


Para algunos resulta bastante difícil definir lo que es un coño formidable, para otros no pasa de ser una frase con explícitas connotaciones sexuales, para ciertas personas se trata de una inocente frase exclamatoria.
Para mi la cuestión es bastante sencilla, este blog es un coño formidable porque habla de coños formidables y de cosas que no son coños formidables en lo absoluto.
Hazla... opina, da palo, haz mierda, felicita, lo que sea, pero hazla.

24 de marzo de 2009

UN COÑO FORMIDABLE CUMPLE!!!


El ganador del anterior concurso: "Insulte a Paulo Coelho" fue Sergio Ramirez A., quien se hizo acreedor a la novela La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa. En los próximos días se le hará entrega de su premio.

Continuando con el espíritu regalón, para esta ocasión hay 3 libros en sorteo entre los cuales algún(a) afortunado(a) podrá elegir el de su preferencia: Chacal de Frederick Forsyth, El diario del Che en Bolivia y Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Neruda. Para participar simplemente argumente (mediante un comentario en este post), por qué Ud. debe ser el acreedor del premio. Es decir, Ud. deberá especificar el título del libro que desea ganar y darme razones válidas para que su persona se gane la obra mencionada. Quien presente el argumento más convincente (o interesante o escandalizante) se ganará uno de estos libros (todos originales y casi nuevos). El plazo vence el próximo 15 de abril.

Es simple, es divertido, es insulso, casi ridículo... es formidable!!!

21 de marzo de 2009

MI GRUPITO, TU GRUPITO, NUESTRO GRUPITO - King Crimson sobre todo lo demás, más allá de gustos y disgustos


Pablo Escóbar A., abogado, migrante, fanático acérrimo de su vástago y sobreviviente a numerosos huracanes propios de la región (Miami), se entrega esporádicamente a la noble tarea de escribir. Entre margarita y margarita (no la flor), echado sobre la arena, con las olas bañando su andino ser, él meditó sobre la música, sus causas y efectos; sobre cómo cierta conjunción de elementos producen un resultado especial, un resultado quizás irrepetible, quizas mejorable, o tal vez no. Como fiera musical que es, hace gala de sus conocimientos y defiende su postura: King Crimson sigue vivo.

Fue gracias a este amante incondicional de King Crimson que pude conocer a esta banda, hecho que le agradeceré eternamente, así como le agradezco profundamente su voluntaria contribución y seguimiento a UN COÑO FORMIDABLE.

Al final de cuentas no hay sonido de grupo sin su líder (o su maestro, creador, inicial formador) pero tampoco sin alguno de los otros miembros (fundamentales o no). Dada la reflexión es importante decir, con el caso de King Crimson, que "sin Fripp no hay Crimson", pero no sé, ese juicio es susceptible de transformación a una verdad o a al absolutismo sostenido sin relatividades, ya que estoy seguro de que Epitaph no sonaría igual sin Lake en la voz, y no sé si Starless sería lo mismo sin Wetton en la voz y el bajo, ni si Indiscipline sería lo mismo sin Brufford. Por ende, sí sería más razonable decir "no hay Crimson sin Fripp ni sin Wetton en el Red, ni sin Lake en el In the court of the Crimson King, ni sin Brufford en las doradas épocas del doble trío”. Finalmente, cada obra que conocemos de cada grupo es como es (para bien o para mal) por los miembros que tocaron en él, en esa obra y su inspiración dentro de ese espacio de tiempo. Si se quita a uno de ahí, la cosa cambia, tal vez no en el fondo (según qué jugador se quite) pero cambia, y ya no sería lo mismo en las más estrictas exigencias sobre las igualdades. Pasa lo mismo con otros grupos: los Beatles no serían lo mismo sin Paul, George ni John, pero (y sin alusiones personales) sin Ringo tampoco. Pero es una cuestión de miedo el no atreverse a ver más allá, a preguntarse cómo hubiera sido... En lo personal prefiero ni pensar qué habría salido de un disco de los Beatles sin alguno de los cuatro, pensar con quién podría haber sido de sustituto: prefiero quedarme con lo que hay. Sin Wakeman, Yes, en el Fragile o el Close to the edge, no sería lo mismo; sin Howe, lo mismo; y también, en el Drama o el 90125, sin Horn o sin Ravin, aunque para los más acérrimos críticos de la época, estos discos son casi basura.

De hecho las obras cambiarían y un With a little help from my friends no sonaría como suena con la voz de Ringo, considerando que hasta la amistad que unía a los Beatles, entre muchísimos otros factores, hacía que sus discos suenen como suenan; y eso que la calificación para la voz de Starkey no es de las más elevadas. Al final la indispensabilidad del miembro depende de la época de más gusto, del disco favorito y demás, si gusta o parece más capo, Paul o John, Hodgson o Davis, Simon o Garfunkel, Nito o Charly, Page o Plant, Fripp o Belew, quién es el jefe, quién es el padrino, quién es el que se lleva la flor según la regla que cada oído defina para tal efecto. Y para cada disco es diferente, aunque sea el mismo grupo: a pesar de que las canciones de los Beatles que ha compuesto John a efectos de derechos de autor pertenecen a Lennon/McCartney, y a los mismos efectos, las que ha compuesto Paul pertenecen a Lennon/McCartney, cada uno ha escrito lo suyo y ha decidido cederle al otro los derechos de participación, equitativamente y sin excepciones. Pero claro es, a mis ojos, que el Revolver es más de Paul que de nadie más, y que el Sgt. Pepper y el Rubber soul son más de John que de otro Beatle.

Por otro lado, y como he dicho también, se tiene que considerar el contexto de cada músico, porque no es igual su participación si es de estudio o si es de parte: Levin, por ejemplo, en el doble trío o en el cuarteto, no es el mismo que el que toca con Lennon o con Alice Cooper como bajista de estudio. Y es diferente no porque sea otra persona, sino porque el peso de papá oso en Crimson es vital para el doble trío. Lennon, en la grabación del Imagine (disco en el que Tony Levin es bajista), al escuchar una línea de bajo en la que Levin quiere lucirse y sobresalir, le dice: “ya sé que eres bueno, ahora por favor toca lo que yo te diga”.

Esos músicos, los de estudio, en el rock, sin cuestionar su habilidad ni su valor en otro grupo son prescindibles e intercambiables.

Lo peor (o lo mejor) de todo es que no existen las objetividades ni los absolutos. Lo rico es imaginarse cómo podría haber sido con otro miembro, con otra voz, en otro año, casi un trauma psicológico que sólo el Deja vrooom ha intentado sanar con la posibilidad de mezcla de cada set de instrumentos (voz incluida) para el fantástico 21st century schizoid man, según año, formación y miembro: una verdadera delicia.

Después de años de intentos queda también por verse qué sucede con los grupos que siguen de pie después de tiempo: lo que sucede con Supertramp, Yes, ELP, The Police, todos al menos juntándose para tocar en una gira, un DVD. Al respecto debe considerarse que ninguno puede subsistir sin sus temas clásicos ni sus hitos y lamentablemente han perdido la capacidad de composición. Lamentable porque es triste ver que han envejecido, pero también escuchar (obviamente considerando que los que escuchamos su música nos hemos quedado con el concepto de que Yes es lo que es gracias al Fragile y al Close to the Edge, y lo mismo pasa con casi todos, en sus mejores épocas). Los Beatles rompieron después de diez años de brillo eterno, que dura y vende hasta ahora, pero Yes sigue de gira, Asia, The Police también, y con grandes discos y canciones sobreviven, sin componer nada más.

King Crimson sigue vivo, con nuevos conceptos, ideas y ahí, en ese punto es donde King Crimson se lleva el estandarte de la maestranza acerca de su evolución, su cambio, adaptación, siendo más que un grupo, un concepto que sólo Robert Fripp conoce.


HABÍA UNA VEZ...


Ciertamente no se puede juzgar un libro por la forma en que comienza, aunque en algunos casos sí. Hay ciertas ocasiones en que las primeras líneas de una novela pueden ser tan encantadoras y promisorias que nos ilusionamos con una historia poderosa, deseo que puede hacerse realidad o convertirse un una lacónica y tortuosa lectura. Esto no necesariamente se aplica a una novela o cuento, lo mismo puede pasar con el silvestre periódico o con un blog... Por esta ocasión sólo nos referiremos a novelas. Uds. juzguen.

A veces extraño aquellos lejanos días en que las cuentas de correo electrónico tenían un límite razonable, es decir que no podían guardar más de 50 o 100 megas, y digo “a veces”, porque la inmensa cantidad de memoria disponible hoy en día permite guardar muchísima información, pero al mismo tiempo provocan una especie de desidia en el usuario, que por flojera, comodidad, incapacidad, inoperancia o pura estupidez; no borra la basura que va acumulando en su susodicha cuenta de correo.

Bueno, estaba el otro día limpiando la bandeja de entrada de mi correo, y me iba topando con toda clase de forwards olvidados, cartas de despedida, incoherencias exacerbadas, links maravillosos, saludos afectuosos, cartas de amor, amenazas de uno que otro ex-amigo, fotos super pornos, etc. Entre todas estas cositas, me vine a encontrar con un mail en el que se me ponía en conocimiento sobre los “mejores inicios de libros de todos los tiempos”.

La vez que lo leí (bastante tiempo atrás) me pareció algo sumamente interesante y cautivante, tanto así que desde aquel día comencé a tomar mucha más atención a las primeras líneas de cada libro que pasaba por mis manos, para ver si esa obra debía ser incluida en semejantes listas.

Fue así como reuní una serie de títulos “olvidados” o quizás no conocidos por los redactores de tales “investigaciones”. Como no podía ser de otra manera, también tuve la oportunidad de corroborar algunos libros ya citados o de indignarme terriblemente con muchos de los catalogados. Ciertamente, "Había una vez..." no aparece en esta lista, por ser, quizas, el pero inicio posible para cualquier narración.

He aquí algunos de los comienzos de libros (la mayoría leídos el último año y uno que otro revisado para incluirlo en esta lista) que me gustaron:

“Despertó Petronio cerca del mediodía y, como de costumbre, muy cansado”. (Quo vadis? de Henryk Sienkiewicz) Me agradó porque lo primero en que pensé fue en lo fiestero que debía ser Petronio, un romano juerguero de aquellos, alegre partícipe de bacanales y hombre de excesos… Hojas después casi muero del aburrimiento…

“Amérigo Bonasera estaba sentado en la sala 3 de lo criminal de la Corte de Nueva Cork. Esperaba justicia” (El padrino, Mario Puzo). Dos líneas y ya se cometió un delito, ¡ese es el mejor inicio que una novela de gangsters puede tener! Sin duda, una de las mejores novelas de la vida, un libro que debería ser perpetuo, jamás acabar…

“Hoy a muerto mamá. O quizás ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: ‘falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias’. Pero no quiere decir nada. Quizás haya sido ayer” (El extranjero – Camus). Esa sucesión de frases cortas son una bofetada francesa de existencialismo; todo el libro transcurrirá de la misma manera. De lejos, lo mejor que Camus escribió.

“Estimada señorita. Voy a matarla y Ud. lo sabe, así que me asombra su silencio” (Cartas de un asesino insignificante – Somoza). Descubrí este libraco mientras hacía hora en una librería; todo el libro está conformado por cartas que se mandan un asesino y su víctima. Ironía por todas partes.

“La familia Taeger, compuesta por tres hijos –Milton, Edgard y Arthur–, una hija –Elaine–, el abuelo Rudolph, la tía Mansfield y el señor y la señora Taeger, empezó a derrumbarse en 1922, cuando vivía en Pittsburg, Pennsylvania” (Los dominios del lobo – Javier Marías). Me encantó, con sólo leer eso ya sabía que los 4 hijos, la tía, el abuelo y los dos padres se iban a ir al mismísimo diablo, tanto así que incluso tendrían que largarse de su ciudad. La novela se publicó cuando Marías contaba con 19 años.

“Cuando Gregory Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto” (La metamorfosis – Kafka). Arrollador comienzo para una historia, Gregory Samsa se ha convertido en una repulsiva, gigantesca, raleada y traumatizante cucaracha, a todos no sucedió alguna vez…

“Pues sí: soy huésped de un sanatorio. Mi enfermero me observa, casi no me quita la vista de encima; porque en la puerta hay una mirilla; y el ojo de mi enfermero es de ese color castaño que no puede penetrar en mí, de ojos azules” (El tambor de hojalata – Gunter Grass). Un niño que un día decide dejar de crecer indudablemente estaba condenado a acabar en una institución mental, pero la serie de acontecimientos que llevan al protagonista a esa condición es por demás interesante.

Esta breve lista (me da una flojera increíble revisar todos los libros de mi casa) ilustra algunos buenos comienzos, pero no sería justo terminar esto sin incluir alguno de la lista de la que les hablé al principio (la que me mandaron a mi mail tiempo atrás), por eso, incluyo el siguiente:

“2 de noviembre. He sido cordialmente invitado a formar parte del realismo visceral. Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor así” (Los detectives salvajes – Roberto Bolaño). No lo leí, espero que algún día llegue a mis manos. La verdad es que lo único que sabía de Bolaño (hasta el día que ese mail llegó a mi correo) era que él era un escritor de la puta madre, y así parece.

¡Ah!, por si acaso, el link de la página que me mandaron aquel día es: http://novedadesdelibros.elistas.net/lista/librosenred/archivo/indice/61/msg/79/.

Otra dirección interesante al respecto es:
http://www.pantagraph.com/articles/2006/02/04/news/doc43e3e6b004381080724526.txt en la que se encuentra una lista de los 100 mejores inicios de novelas según el American Book Review. Entreténgase y a dormir.


19 de marzo de 2009

¡ESTOS VISITANTES DE CEMENTERIOS!


Costumbre vieja es ir a dejar recuerditos de toda clase a los cementerios: juguetes, comida, libros, joyas, peluches, etc. Esta es una breve síntesis de una costumbre instaurada 60 años atras, por un sujeto que no deja en paz al ya sufrido y mentado Edgar Allan Poe. Cada cual con sus cosas...

A primeras horas de la mañana del 19 de enero de 1949, en la ciudad de Baltimore, Maryland, una persona (presumiblemente de sexo masculino) vestido completamente de negro y equipado con un bastón, tres rosas y media botella de coñac, entró al cementerio de Westminster Hall.

Este sujeto se dirigió rápidamente al mausoleo en el que yace Edgar Allan Poe, donde realizó un rápido brindis y dejó las rosas y la botella de coñac Martell (con la mitad de su contenido) sobre la tumba. Una vez rendido su tributo, el misterioso personaje desapareció de la misma rápida forma en que llegó. Desde entonces y hasta el día de hoy, este rito se viene celebrando anualmente sin que hasta la fecha se conozca la identidad del protagonista de este peculiar brindis.

El presente año se celebraron 60 apariciones de este personaje (coincidentes con el 200 aniversario del nacimiento de Poe). En la actualidad, esta costumbre cuenta con el visto bueno de la Sociedad Edgar Allan Poe de Baltimore y del Museo y Casa Poe (quienes conservan fielmente las botellas dejadas); además de reunir a curiosos espectadores, quienes se congregan cada 19 de enero desde temprano a la espera del misterioso hombre del brindis.

Obviamente no faltaron los curiosos que intentaron develar a la fuerza la identidad del visitador durante su brindis, o los que proclamaron ser él; de la misma manera, se cree que algunas de las botellas dejadas pueden pertenecer a imitadores, también se supuso que en realidad el visitador no existe y que todo se trata de un vulgar truco publicitario. Pese a todos estos hechos, se desconoce con certeza al protagonista de este ritual, quizás, el único indicio de la identidad del “brindador” son las pocas notas que dejó en el lugar. Algunas de ellas con alusiones directas a Poe: “Edgar, I haven’t forgotten you”, otras referidas a fútbol americano (probablemente falsas) y también hay las intrigantes: “The torch will be passed”, nota recibida en 1993, dando lugar a la teoría de que el personaje original estaba demasiado viejo y en poco tiempo iba a relevar su tarea a su hijo o a alguien en capacidad de continuar con el brindis.

De una u otra forma, de manera continua, el desconocido tributario se acerca al cementerio cada 19 de enero a cumplir con la tradición, siempre vestido con algún abrigo, sombrero y capucha o bufanda negra para ocultar su identidad. Llamémoslo trivialidad, excentricidad, ocio o anormalidad, quien quiera que protagoniza este evento homenajea a su manera a un escritor extraordinario, y por lo tanto debemos alegrarnos por su peculiar manera de celebrar la memoria de Poe, hay que reconocer que se ganó buena fama con esta excepcional práctica; ahora bien, en caso de que todo sea una farsa y el curador del museo o el cuidador del cementerio sea el que en realidad deja el coñac y las rosas, esperemos que sufra de un accidente terrible que acabe de una buen vez con su infeliz existencia o sea víctima de una enfermedad terrible, farsas de esa índole deben ser pagadas con sangre. He dicho. Amen.

17 de marzo de 2009

2 cuentos de LEO MASLIAH


CADENA

Este mensaje no es una cadena. Por lo tanto, destrúyalo sin reenviarlo a nadie. Contravenir esta sugerencia sólo congestionaría inútilmente las líneas. Tenga buen criterio. Ni siquiera es necesario que siga leyendo esto. Si no tiene otra razón para continuar conectado/a a la red, puede eliminar este mensaje y salir del programa, sin tener que lamentar la pérdida de ninguna información relevante. Es más, si usted todavía sigue leyendo esto, francamente, es porque es un ser parasitario, que no tiene nada que hacer. ¿Por qué no mejor sale a pasear? Le repito que en estas líneas no va a encontrar absolutamente nada que le sea de utilidad. Doy fe de ello, puesto que conozco la continuación del texto. Es exactamente del mismo tenor que cuanto antecede. Vale decir: no dice nada. Así que... ¡Basta de leer, imbécil! ¿Qué estás esperando encontrar? Ya te dije que no hay nada... ¿no me creés? Bueno, jorobate. Seguí leyendo, que no vas a encontrar nada que no sea la confirmación de lo anterior, es decir, que en lo que sigue no se dice nada. Nada de nada. No hay voluntad de diálogo, ni tan siquiera voluntad de monólogo. Es un texto vacío, y va a seguir así hasta la última de sus líneas. Se podría lo mismo dejar en blanco las líneas que faltan, de no ser porque como esta página no tiene renglones, no se notarían que están. Pero el que estén no significa nada. No están por nada en especial. Entiendo que la curiosidad te pueda haber llevado a seguir leyendo hasta acá, pero si seguís... es porque tu pelotudez no tiene límites. ¡Qué idiota Dios libre y guarde! Ni siquiera para un linguista o un gramático tiene sentido continuar leyendo esto, porque es una simple colección de frases banales cuyo único objetivo es ratificar la ausencia de finalidad de todo el resto del texto. (Continuará.)


AAAAAAAAAA

La madre del monstruo estaba ahí, con la cuchilla contra el pescuezo de su hijo, tratando de pensar con claridad. Lo había maniatado tomándolo por sorpresa mientras dormía, y no sabía si matarlo a prolongar su miserable y nociva existencia por unos años más, hasta que las tensiones musculares originadas en su propia deformidad acabaran por despedazarlo.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó, como para despejar su mente de disquisiciones superfluas.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó también el monstruo, aterrorizado ante la presión de la hoja de acero contra su garganta.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó la madre, tratando de ahuyentar el impulso de cortar ese cuello sin más demora. La tentación era fuerte, pero no podía ceder ante ella así como así, sin estar completamente segura de que estaría haciendo lo correcto.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó el monstruo, para atemorizar a su agresora.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó ella, mostrándole que no era fácil de intimidar.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó él, agobiado por la impotencia. Cuatro vueltas de alambre de púa mantenía sus piernas y sus brazos fijos las unas contra los otros.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó la madre, queriendo infundirse ánimos para asestar la puñalada fatal.

-¡AAAAAAAAAA! – grito el monstruo, tratando de impostar la voz y de imprimirle vibrato, como para apelar a la sensibilidad musical de la mamá.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó ésta, queriendo acallarlo.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó él, sumido en la desesperación de no saber ya qué hacer.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó ella, para ver si repitiendo lo que decía su hijo podía entenderlo mejor.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó él, pensando que si hasta ahora el gritar así lo había mantenido a salvo del avance de la cuchilla, lo mejor que podía hacer era seguir gritando.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó ella, sin razón aparente, y quizá sólo porque era su turno.

-¡AAAAAAAAAA! – gritó él, y este grito sonó como una amenaza de que la próxima vez gritaría más fuerte.

Bien niños, eso es todo por hoy. Mañana estudiaremos la letra "b".

SOME SAD SONG 2 - OVERKILL



La canción pertenece originalmente a Men at work, pero su otrora vocalista (Colin Hay) suele cantarla en sus giras (como vemos en el video). Este tema cobró nueva vigencia gracias a su aparición en Scrubs. A decir verdad no es muy triste que digamos, pero tiene su aire...