¿Qué es un coño formidable?


Para algunos resulta bastante difícil definir lo que es un coño formidable, para otros no pasa de ser una frase con explícitas connotaciones sexuales, para ciertas personas se trata de una inocente frase exclamatoria.
Para mi la cuestión es bastante sencilla, este blog es un coño formidable porque habla de coños formidables y de cosas que no son coños formidables en lo absoluto.
Hazla... opina, da palo, haz mierda, felicita, lo que sea, pero hazla.

23 de septiembre de 2008

(INTITULABLE, ES QUE SE TRATA DE CALVINO)

Indiscutiblemente uno de los mejores autores en lengua italiana de la historia, un escritor que coloca en el lugar que se merece a la fantasía y a la imaginación, un lugar elevado, desde luego. Hablar de Calvino es poco, es traicionar a la verdad, para entenderlo en toda su dimensión hay que leerlo y enviciarse de él.

Un 19 de septiembre de 1985, dejó de existir en Siena, Italia, el escritor Italo Calvino. Un ataque cerebral puso fin a la vida del autor italiano más importante de postguerra, que contaba en ese entonces con 62 años.

Lo más resaltante de su carrera literaria fue la variedad de estilos (y éxito con cada uno de ellos) que usó para la escritura de sus obras. En un principio cultivó el neorealismo, esto mediante una escritura objetiva que intentaba definir la condición del hombre de esa época (finales de los 40s). Su primera novela fue El sendero de los niños de araña, donde Pin, un adolescente, narra su participación en las Brigadas Partisanas Garibaldi (grupo clandestino italiano que durante la Segunda Guerra Mundial colaboraba con las tropas británicas y estadounidenses). Esta novela tiene cierto tinte autobiográfico, donde la representación de la realidad se realiza mediante una conjugación espontánea y ligera de compromiso político y literatura.

Posteriormente abandona la literatura realista-social para adentrarse en lo fantástico, absurdo e irónico, periodo también clasificado por algunos como realismo mágico. Calvino siempre había sentido atracción por la literatura popular y en especial por las fábulas, sin embargo la decepción ideológica que sintió cuando la ex Unión Soviética invadió Hungría en 1956, también se vio reflejada en este cambio de estilo (él fue miembro activo del Partido Comunista Italiano hasta su renuncia en 1957). Fruto de este periodo surge su obra más conocida, la trilogía Nuestros antepasados, conformada por El vizconde demediado, El barón rampante y El caballero inexistente. Esta última ambientada en los tiempos de Carlomagno, donde se narra la historia de Agilulfo, un caballero correcto, perfeccionista y piadoso, pero con una peculiaridad: él no existe. En su armadura no hay nadie, sólo una voz que reverbera a través del metal, sin embargo, él sirve fiel y devotamente a su rey y a su causa.

El periodo combinatorio de Calvino está influenciado por el estructuralismo, la semiología (fue alumno de Roland Barthes), la escritura laberíntica de Borges y su afiliación con el Oulipo (grupo de escritores que busca crear obras usando técnicas de escritura limitada). Durante este periodo, Calvino está convencido de que el universo lingüístico ha suplantado a la realidad y concibe a la novela como un mecanismo que juega con las posibles combinaciones de las palabras. Producto de este periodo es la novela El castillo de los destinos cruzados, obra que narra el encuentro de un grupo de viajeros en un castillo, cada uno tiene una aventura por contar pero no pueden porque han perdido la voz, entonces recurren a las cartas del tarot para contar qué les sucedió. De esta manera, el significado de cada figura de cada carta depende del contexto en el que es usada. Otra obra importantísima de este periodo es Si una noche de invierno un viajero, novela conformada por 10 capítulos dentro de un marco. El marco narra la historia de el Lector y Ludmilla, donde el Lector compra un ejemplar de la novela de Calvino Si una noche de invierno (…), pero después de leer unas páginas se da cuenta de que el libro está defectuoso, puesto que lo conforman 10 historias iguales; entonces vuelve a la librería donde conoce a Ludmilla, quien tiene el mismo problema. Es así como empieza una historia compuesta sólo por principios de novelas, donde los 10 principios (capítulos) que conforman la novela corresponden a un tipo diferente de narración.

Original, interesante, experimental e imaginativo. A 23 años de su desaparición, se puede decir que Calvino es UN COÑO FORMIDABLE y su lectura es obligada, aunque, lastimosamente, sus libros son excesivamente caros. Elevado precio que quizás haya que pagar para disfrutar de este genial autor italiano.

SER PIRATA (NAVAL) EN BOLIVIA

Todos, en el fondo de nuestro corazones, tenemos algo de piratas. Ya sea pirata naval, aereo, informático, de CDs de musica, de software o de flota. El vivir fuera de las normas y reglas establecidas para dedicarse al pillaje es sin duda alguna el sueño de muchos jóvenes a la hora de elegir una carrera. Este es un vistazo a lo difícil que es convertirse en pirata naval en nuestro país y sobre la necesidad de que el gobierno consiga una salida al mar para que los idealistas jóvenes (y por qué no, los adultos y ancianos también) puedan tener la oportunidad de comenzar una digna carrera en la piratería.

Era casi el mediodía y yo recién me estaba recogiendo, eso no era ninguna novedad, lo que sí era novedad era el peinado con el que llegaba a mi casa. Se trataba de una media cola pero donde la cola no pasaba simplemente a través de la liga para reunirse con el resto del cabello, sino que la cola en cuestión daba vuelta sobre si misma para volver a salir de la liga y recién juntarse con el resto de la cabellera. Era un peinado que lo había visto varias veces en algunos de mis greñudos amigos, pero con el cual yo nunca había experimentado… mierda, que buen peinado. Con tal arreglo en la cabeza me sentía todo un pirata.

Desde chango me fascinaron los piratas, en especial Sandokán, el Tigre de la Malasia, personaje de ficción creado por el escritor italiano Emilio Salgari. Las aventuras de este indómito héroe se desarrollan a mediados del siglo XIX en el sudeste asiático, a lo largo de las cuales lucha contra los intentos colonizadores de Inglaterra y Holanda. Estas historias influenciaron bastante en mis fantasías infantiles, idealizando a la piratería como la mejor forma de vida posible.

Mientras caminaba a mi casa y veía mi reflejo en varias superficies, recordaba esta mi fascinación con Sandokán y me preguntaba si yo tenía madera para haber sido pirata. Las ganas nunca me faltaron, la idea de surcar los mares pirateando siempre me pareció bastante interesante y no me hubiera molestado tener una dieta basada en galletas, cecina y ron. El asesinar a mis rivales a punta de espada o con un certero disparo de cañón suena bastante atractivo, asimismo, la sensación de peligro de vivir al margen de la justicia le pone bastante emoción a la vida. Sin embargo yo estaba tarde, la piratería estaba muerta y yo no.

En cierta entrevista, Ernesto Che Guevara declaró su encanto por el Tigre de la Malasia, no sólo por su lucha libertaria en contra de los colonizadores, sino por su integridad como persona. Cabe recordar que el estigma que rodea al pirata es el de un ratero, asesino, enfermo y mujeriego; todo lo contrario de Sandokán, el cual era un príncipe de Borneo desposeído de su trono y cuya familia había sido asesinada, eternamente enamorado de su esposa Mariana, formidable combatiente, valiente, fino, generoso e idealista. Pero lo que resultaba más atractivo de este y otros piratas (no solo para ávidos lectores como el Che, sino para la sociedad civil en general), es la aventura. Esa búsqueda de emociones nuevas y diversas, empapada de cierto aire romántico y trágico.

Buscar ese tipo de sensaciones a través de la piratería, en pleno siglo XXI y en Bolivia, resulta bastante difícil (por no decir imposible). En primer lugar me vería obligado a hacer mis primeras armas a bordo de una balsa de totora, en las pacíficas y sondables aguas del lago Titicaca. El nombre de esta embarcación no podría ser otro que Viracocha. Mis compañeros de armas serían seguramente pobladores de las inmediaciones del lago, que sólo me seguirían en mi empresa a cambio de un generoso pago por adelantado, sin comprender los ideales y sueños que subyacerían a tal aventura.

Ante la falta de embarcaciones mercantes con bandera enemiga o rutas mercantes importantes, nuestro pillaje se tendría que concentrar en los turistas extranjeros y en los incautos e ingenuos locales. Probablemente los botines más importantes serían cámaras fotográficas, pescado fresco, pasankallas, cactus, bloqueador solar y refrescos varios.

Dadas las magras condiciones de nuestra embarcación de totora, recrear los sanguinarios abordajes mostrados en libros, televisión y cine, resultaría un trabajo bastante moroso, por lo que nos conformaríamos con largas y cancinas persecuciones que probablemente durarían toda una tarde hasta poder estar a tiro de piedra de las víctimas. Quizás vientos favorables y los resistentes brazos de los remeros podrían facilitar esta tarea, puesto que nuestro presupuesto inicial no contemplaría la adquisición de motores ruidosos ni ningún tipo de maquinaria.

En cuestión de alimentos no tendríamos nada que envidiar a nuestros predecesores caribeños, asiáticos o europeos. Nuestra alimentación consistiría principalmente en hoja de coca, charque de llama y cerveza o algún tipo de singani, pisco o brebaje alcohólico elaborado con los más bajos estándares de calidad.

Ante la falta de arcabuces o cualquier otro tipo de arma de fuego, para nuestra defensa, intimidación y ataque utilizaríamos hondas, quimsacharanis, matasuegras y ciertas herramientas agrícolas propias de la región. Eventualmente emplearíamos tecnología asiática (fuegos artificiales chinos) o restos de pescado (cabezas, tripas y colas), las cuales arrojaríamos a las cubiertas de las embarcaciones enemigas a fin de advertirles sobre lo sanguinarios y peligrosos que somos.

Como buenos piratas, rendiríamos culto a la divinidad protectora correspondiente, en este caso (y a fin de evitar conflictos culturales y/o de credo) otorgaríamos los rangos de Alta Protectora y Patrona a la Pachamama y a la virgen de la Candelaria. Para tales efectos cumpliríamos sagradamente con los rituales de ofrendar sullu de llama (a la Pachamama) y hacer celebrar misa (a la virgen) cada que el calendario aymara, el santoral, el almanaque Bristol o las circunstancias así lo requieran. Ama sua, ama llulla y ama qhella serían nuestros preceptos.

El lago Titicaca cuenta con numerosas islas e islotes en los cuales podríamos asentar nuestra guarida y disfrazarla de restaurant, hostal, museo o cualquier otro negocio semejante. Asimismo, en muchas de estas islas existen ruinas precolombinas que ya nadie visita, podríamos utilizarlas para iniciar la construcción de la infraestructura deseada.

Fieles a las tradiciones locales, en vez de enarbolar la clásica bandera pirata (skull and bones) utilizaríamos como enseña a una variación de la tradicional wiphala, la cual, en vez de contar con los 7 colores característicos, estaría compuesta sencillamente por blanco y negro, patrón muy semejante al de las banderas de las carreras de autos, pero que en nuestro contexto, seguramente, sembraría horror en los ojos de nuestras desdichadas víctimas.

Al formar parte de la histórica hermandad pirata, nuestras identidades cambiarían obligatoriamente. En caso de que mi persona fuese designada capitán de la barca de totora, mi denominativo sería el Condor del Titicaca, o el Huanaco del Kollasuyo o (en el peor de los casos) la Viscacha del Lago; títulos que servirían para infundir pavor entre propios y extraños.

Al no contar con imperios enemigos (como en otrora fueron los ingleses), tendríamos que buscarnos un acérrimo némesis que nos combata con ferocidad, tenacidad y profundo odio. Nuestra primera opción serían los peruanos, que al contar con una casi respetable flota de navíos, podrían perseguirnos y cazarnos por las mansas aguas del Titicaca, convirtiendo a Puno en su cuartel general. Como Bolivia cuenta con 1 o 2 barcos que patrullan el lago, no tendríamos que preocuparnos de ellos, por otra parte, alcaldes de localidades bolivianas de las orillas, podrían convertirse en útiles aliados con los que podríamos compartir un pequeño porcentaje de nuestros botines a cambio de protección, mientras nosotros sembraríamos el terror en los enemigos puertos peruanos, ahuyentando el turismo de sus costas y trayéndolo a nuestros puertos aliados.

Pese a que la vestimenta tradicional de los piratas era so fucking hot, nosotros deberíamos adaptarnos a las condiciones climatológicas y a las telas y costura disponibles en la región. En vez de tricornios o sombreros adornados con plumas, recurriríamos al tradicional chullo (o ch’ullu) pero en colores oscuros y que infundan respeto. Para las faenas propias del barco, los marineros estarían en la libertad de usar las prendas que más cómodas les parezcan, pero a la hora de participar de un asalto, persecución, pillaje, preste, ofrenda a la Pacha, misa a la Virgen, vandalismo o cualquier ocasión en que el pirata en cuestión sea visto por personas ajenas al círculo primario de colegas o cuando pise tierra, deberá obligatoriamente vestir prendas de alpaca, tocuyo o alguna otra tela propia de la región, evitando siempre los colores vivos y alegres, optando por tonalidades oscuras o relacionadas a la tierra. Tatuajes, aretes o cualquier otro tipo de arte corporal quedaría a libre albedrío de los piratas.

Con todas estas correrías y aventuras, quizás no sólo nos beneficiaríamos nosotros, también le haríamos una buena publicidad al lago Titicaca y su postulación como una de las 7 maravillas naturales del mundo, demostrando que las cualidades hidrográficas del citado lago son ideales para la piratería y el pillaje, además de contar con bonitos paisajes y atardeceres, capaces de tocar el corazón del pirata más sanguinario y brutal.

TODAS LAS CUMBIAS SON LA MISMA CUMBIA

El autor de la presente entrada, Mauricio Murillo, establece una relación que puede haber pasado desapercibida para muchos: Borges y la cumbia. Un texto que invita a meditar sobre algo que quizas no tenga la más minima relevancia, pero que proclama una verdad mentirosa: siempre hace falta un poco de cumbia.

Pocas cosas se le pueden reclamar a los escritos de Borges, creo que una de ellas es que les falta un poco de cumbia. El humor de Borges es inteligente, graciosísimo, atrayente, ingenioso, lúdico y varias cosas más, pero le falta la alegría sin sentido que puede dar el alcohol y la cumbia. Las francachelas, los trancazos y los meneos de cadera. No me refiero a que es necesario bailar la cumbia para cumbiar, sino que creo que escucharla es parte de su disfrute y su vivencia (en realidad creo que prefiero escucharla).

El ritmo de la cumbia crea un espacio privilegiado que envuelve al oyente y al bailarín, lo mismo que sus letras. Músicos académicos, rockeros puritanos, folkloristas fusionados y demás (obviamente no todos) siempre le critican a la cumbia lo sencillo de sus acordes y lo monótono de su ritmo. Creo que acá es importante volver a Borges para explicar el alcance de la cumbia. Creo, no sin fundamento, que un acorde en una cumbia es todos los acordes de la misma cumbia. O sea, en cada rasgueo de guitarra se encuentran todos los rasgueos de la canción. (Ya no musicalmente hablando, sino borgianamente hablando). En cada acorde de cumbia se encuentran todos los acordes de cumbia del universo. El orden de estos elementos será azaroso y repetirá el caos del universo, así la combinación de los dedos pisando deliberadamente determinadas cuerdas es la variación de un arpegio absoluto que hace a la cumbia.

Yo sinceramente no creo que el ritmo de la cumbia sea simplón y repetitivo, y si en realidad lo es, creo que todo el universo es simplón y repetitivo. Cada hombre es todos los hombres, una palabra es todas las palabras. Este ensayo es el reflejo de otro ensayo que critica la poca creatividad de los compositores de cumbia. Todas las cumbias son la misma cumbia. Cada rasgueo es la variación de otro, es la repetición de otro, y en ese rasgueo se encuentran todos los rasgueos de cumbia del mundo.

Tal vez este texto no tenga sentido, no espero que lo tenga, pero si quisiera que tenga algo de cumbia. Tal vez Borges no esté de acuerdo con esto, la cumbia es lo opuesto a lo intelectual, al conocimiento y al sarcasmo. Pero tal vez David Castro es una variación teñida, movida y morena del escritor argentino, tal vez no.

OULIPO: ESCRIBIR JUGANDO

Es considerado una moda en muchos países y en su nación de origen, Francia, cada vez reúne a más participantes. Se trata del Oulipo, un grupo de entusiastas literarios y de los números que se convirtió en una corriente literaria. Sus aportes a la literatura son por demás destacables, este es un vistazo a su origen y características.

El Oulipo no es una planta alucinógena de la selva amazónica, tampoco es una divinidad esquimal, Oulipo no se refiere a una serie de prácticas fisico/espirituales para alcanzar cierto estado mental, ni mucho menos al nombre de alguna película independiente de esas que pasan por Isat; Oulipo es el nombre de un grupo de escritores que buscan crear obras usando técnicas de escritura limitada.

El nombre es un acrónimo de OUvroir de LIttérature POtentielle, traducido como Taller de literatura potencial, el cual fue fundado en 1960 por Raymond Queneau y Francois Le Lionnais. Este movimiento comienza siendo una especie de club selecto, secreto y no convencional, pero renunciando a autodefinirse como una vanguardia, aunque se ocupe principalmente de la búsqueda de nuevas estructuras formales de creación.

Un movimiento predecesor (coincidente y discordante al mismo tiempo) del Oulipo fue el surrealismo, originado durante el primer cuarto de siglo XX, el cual abandonaba la razón y acudía al inconsciente en la búsqueda de un proceso de creación sin restricciones y espontáneo, el Oulipo toma el sentido contrario y apela al consciente y al razonamiento para crear restricciones que permitan nuevas formas de creación. En este proceso, dos disciplinas aparentemente distintas se unen: la literatura y las matemáticas, es así como conceptos propios de las matemáticas se aplican a la literatura, encontrando las posibilidades que tiene la lengua, vale decir las potencialidades de la literatura.

El Oulipo no establece una serie de normas artísticas, sino un procedimiento de creación, es así como nacen las siguientes restricciones oulipianas (algunas de ellas existentes desde hace mucho antes de la creación del taller, pero clasificadas como tales):

Lipograma.- Texto donde se prescinde voluntariamente de alguna letra o de signos ortográficos. En 1969, Georges Perec publica (en francés) la novela La desaparición, en la que se habla sobre la desaparición de un cadáver, cuando en realidad la verdadera desaparición ocurre con la letra “e”, la cual no aparece ni una sola vez en toda la novela.

N+7.- Consiste en reemplazar cada sustantivo o verbo con el sustantivo (o verbo) ubicado 7 puestos más adelante en un diccionario, por ejemplo: “nunca un perro tuvo tanta hambre”, por: “nunca un personaje tuvo tantos harapos”.

Palíndromos.- Palabras o frases que se pueden leer igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda, por ejemplo: “Dábale arroz a la zorra el abaD” o “Eva usaba rimel y le miraba suavE”.

Existe una restricción en la que cada palabra de un texto empieza por una de las letras del abecedario pero en orden: “Antonio bebió champagne. Después experimentó fuertes galopadas hepáticas…”

Sardinosaurio.- Consiste en pensar en 2 animales, la última (o últimas) sílaba(s) del primero debe ser la primera sílaba del segundo (como en sardinosaurio). Después se podrá escribir un ensayo o poema sobre el quimérico animal.

Lo que pareciera una simple oración, es en realidad una alternancia perfecta entre vocales y consonantes: “Una mano rápida tocó cada nota…”

Terine.- Consiste en encontrar 3 palabras que rimen y utilizarlas en un verso de 3 líneas, posteriormente se creara otro verso (también de 3 líneas) con las mismas 3 palabras sólo que en distinto orden, y así sucesivamente.

Perverbe.- Combinación de 2 o más pedazos de frases o proverbios.

Monovocalismo.- Una especie de lipograma en el que esta permitida solamente una vocal: “Ce que je veux, je ne le peux; ce que je peux, je ne le veux” (Lo que quiero, no puedo; lo que puedo, no lo quiero).

LSD.- Sustituir una palabra dada por su definición: “la marquesa salió a las cinco”; sustituido por: “el tejado sostenido por pilares que sobresalía, se destacó a la hora del té”, y sobre esta frase, realizar más sustituciones.

Frases encontradas.- Parecido al Perverbe, pero combinando ambas partes de las frases: “tirar al diablo por la cola” y “construir castillos en España”, se las puede combinar así: “tirar al diablo en España” y "construir castillos por la cola”.

Lipossible.- Quitar una letra determinada de una palabra para formar otra: Le chant anime les nombres / Le chat aime les ombres; en la primera frase se elimina la “n”.

Liponimia.- Intención del autor de no usar una determinada categoría de palabras en un texto (nombres, verbos, adjetivos).

Anaerobia.- Consiste en quitar la letra R de una frase y crear otra con sentido: cette rosse amorale a fait crouler le parterre / cet os à moelle a fait couler le pâté.

Igualdad de franglais.- Crear textos que puedan ser leídos en 2 idiomas, independientemente de acentos o mayúsculas y de la significación de las palabras en el respectivo idioma, por ejemplo: If rogue ignore genes, bride pays / If rogue ignore gênes, bride pays (ingles/francés).

Bola de nieve.- Consiste en crear un poema cuya primera línea esté conformada por una palabra, la segunda por 2 palabras, la tercera por 3 palabras, etc.; asimismo se puede usar el aumento de una letra por línea o hacer todo el proceso de forma invrsa (ya sea con letras o palabras).

Acrósticos.- Poema cuya letras iniciales de cada línea forman una palabra; existen numerosas variaciones de acrósticos oulipianos.

Existen muchas otras restricciones que están basadas en fórmulas matemáticas, algoritmos, secuencias lógicas, etc., una lsita completa de todas ellas se la encuentra en la página oficial del Oulipo: http://www.oulipo.net/ la cual está en francés.

Todas estas restricciones implican una paradoja, en principio pareciese que su función limitante estaría destinada a frenar la creatividad del autor y bloquear su imaginación, cuando en realidad estimulan y despiertan el acto imaginativo, escapando del control del lenguaje y sus reglas comunes. Si bien por detrás existe un juego con las palabras, el carácter lúdico del Oulipo no predomina sobre el compromiso que cada uno de los miembros tiene con su causa, que es la “búsqueda de formas y de estructuras nuevas que podrán ser utilizadas por los escritores como mejor les parezca”, según reza la premisa fundacional.

En la actualidad, el Oulipo cuenta con 35 miembros (divididos en 4 tipos: escritores que son matemáticos, matemáticos que no son escritores, escritores y matemáticos, matemáticos y escritores), algunos de los cuales están muertos (sólo se puede ser miembro mediante invitación, nadie puede ser botado, nadie puede renunciar, una vez muerte se sigue siendo miembro, sólo el suicidio puede justificar la renuncia, siempre y cuando este sea causado por querer dejar el grupo y no por alguna otra causa). Las reuniones se llevan a cabo una vez al mes (jueves de Oulipo) en espacios cada vez más grandes: Les Halles, el Centro Pompidou y ahora en la biblioteca Francois Mitterrand, acogiendo cada vez a más público (entusiastas, curiosos y principalmente jóvenes). Durante estas reuniones se procede a la lectura de trabajos y a propuestas de restricciones que todavía no han sido convertidas en textos.

Algunos de los miembros de este grupo son: Marcel Bénabou, Ítalo Calvino (+), Marcel Duchamp (+), Francois Le Lionnais (+), Harry Mathews, Georges Perec (+), Raymond Queneau (+) y Jacques Roubaud. Como se puede apreciar, la tradición de este grupo siempre ha sido francesa, puesto que de la totalidad de miembros, sólo 3 no son de esa nacionalidad; incluso, el argentino Julio Cortázar fue invitado a formar parte de este selecto grupo, invitación que fue aceptada por el escritor, pero él no asistió a la reunión.

El Oulipo se ha aplicada a otras ramas artísticas, originando el Oupeinpo (taller de pintura potencial), el Oulipopo (literatura policial), el Oucipo (cine), el Oumapo (marionetas) o el Oubapo (comics). El éxito de Oulipo es bastante trascendente, el vocablo ha sido incluido en los diccionarios franceses, se estudia a este movimiento en los colegios, es parte de historias de literatura francesa, las lecturas siempre están abarrotadas de gente. El movimiento ya no sólo se refiere al grupo como tal, sino a cualquiera que trabaje literatura a través de las restricciones.

El tercer presidente del Oulipo, Paul Fournel, explicó cierta vez: “Nunca fue nuestro objetivo formar escritores, nuestro objetivo consiste en hacerles entender a los participantes de los talleres que la escritura es posible aquí y ahora y que, gracias a los beneficios de una norma restrictiva, de una restricción, es posible escribir jugando”.

22 de septiembre de 2008

DAVID FOSTER WALLACE CUMPLIÓ CON SU PALABRA: SE SUICIDÓ

El escritor estadounidense se suicidó, poniendo un final trágico a su corta pero fructífera carrera. La broma infinita es considerada una de las novelas norteamericanas más importantes de la segunda mitad del siglo XX y seguramente encontrará nuevos lectores a raíz de la desaparición del depresivo escritor.

Es sabido por todos que los homenajes deben ser hechos en vida, los homenajes póstumos muchas veces caen en la condescendencia y en el halago forzado y estilizado. Cuando un escritor muere, el cliché más habitual consiste en decir que aunque el autor esté muerto, su obra perdurará en el tiempo, cosa que a ciencia cierta no sabemos si será realidad o no. En fin, el punto es que hace poco más de una semana, el escritor estadounidense David Foster Wallace apareció ahorcado en su domicilio en California, él contaba con 46 años y esto no es un homenaje.

Cualquiera tiene derecho de preguntarse quién es David Foster Wallace, a lo cual yo respondo que él era un escritor de esos difíciles de clasificar dentro de las habituales categorías a las que se presta la literatura convencional. Sí, convencional. Con esto no trato de insinuar que Foster sea discípulo de aquellos franceses surrealistas u oulipianos de los sesentas, sino que él se caracterizaba por explotar (de estallar, reventar, no de utilizar o aprovechar) los códigos estéticos precedentes, tener un lenguaje incendiario, radicales planteamientos literarios y ser crudamente experimental; ya lo afirmaba en una entrevista: “Lo esencial es la emoción. La escritura tiene que estar viva, y aunque no sé cómo explicarlo, se trata de algo muy sencillo: desde los griegos, la buena literatura te hace sentir un nudo en la boca del estómago. Lo demás no sirve para nada”.

El autor norteamericano era conocido por 3 cosas: era capaz de despertar gran afecto en cuantos trataban con él (ya sean sus alumnos o colegas de Pomona College, Claremont); una marcada propensión a sumergirse en estados de ánimo sumamente sombríos (hace unos años, el propio escritor pidió ser internado en una unidad de vigilancia hospitalaria pues no se sentía capaz de controlar su compulsión al suicidio), y finalmente por su obra cumbre La broma infinita.

Esta magna obra (magna en el sentido de su extensión, pues posee más de 1000 páginas y unos buenos centenares de notas, algunas de las cuales son de notable tamaño) es considerada por muchos la novela más audaz e innovadora escrita en EE.UU. durante la última década del siglo XX. La broma infinita está ambientada en el año 2025 donde las grandes corporaciones patrocinan y dan nombres a los años. La acción transcurre en un centro de rehabilitación para las drogas y una academia de tenis de élite, escenarios donde se hace una sátira de nuestro tiempo y un escrutinio de la soledad del individuo. Al respecto, el propio Foster decía: “los Estados Unidos son un buen lugar para vivir. La economía es muy potente, y el país nada en la abundancia. Y sin embargo, a pesar de todo eso, entre la gente de mi edad, incluso los que pertenecemos a una clase acomodada que no ha sido víctima de ningún tipo de discriminación, hay una sensación de malestar, una tristeza y una desconexión muy profundas”. Pero su descripción del contexto no la hace utilizando un realismo común y corriente, sino mediante un lenguaje divertido e ingenioso, usando consideraciones filosóficas a través de los más variados temas: trigonometría, adicción a las drogas, tenis, cine, pop art, tecnología, grunge, la televisión, etc.; buscando y descubriendo lo irracional y absurdo de los actos cotidianos y la deshumanización de cualquier empatía.

Un pesimista de nuestros tiempos que terminó sus días escapando del mundo que tanto había criticado, liberándose de las cargas que lo atormentaban y que al mismo tiempo fueron las que propiciaron que pueda crear una gran obra. Me cago, al final esto sí es un homenaje y la obra de David Foster Wallace trascenderá en el tiempo.

3 cuentos de ENRIQUE ANDERSON IMBERT

El suicida

Al pie de la Biblia abierta -donde estaba señalado en rojo el versículo que lo explicaría todo- alineó las cartas: a su mujer, al juez, a los amigos. Después bebió el veneno y se acostó.

Nada. A la hora se levantó y miró el frasco. Sí, era el veneno.

¡Estaba tan seguro! Recargó la dosis y bebió otro vaso. Se acostó de nuevo. Otra hora. No moría. Entonces disparó su revolver contra la sien. ¿Qué broma era ésa? Alguien -¿pero quién, cuándo?- alguien le había cambiado el veneno por agua, las balas por cartuchos de fogueo. Disparó contra la sien las otras cuatro balas. Inútil. Cerró la Biblia, recogió las cartas y salió del cuarto en momentos en que el dueño del hotel, mucamos y curiosos acudían alarmados por el estruendo de los cinco estampidos.

Al llegar a su casa se encontró con su mujer envenenada y con sus cinco hijos en el suelo, cada uno con un balazo en la sien.

Tomó el cuchillo de la cocina, se desnudó el vientre y se fue dando cuchilladas. La hoja se hundía en las carnes blandas y luego salía limpia como del agua. Las carnes recobraban su lisitud como el agua después que le pescan el pez.

Se derramó nafta en la ropa y los fósforos se apagaban chirriando.

Corrió hacia el balcón y antes de tirarse pudo ver en la calle el tendal de hombres y mujeres desangrándose por los vientres acuchillados, entre las llamas de la ciudad incendiada.


La foto

Jaime y Paula se casaron. Ya durante la luna de miel fue evidente que Paula se moría. Apenas unos pocos meses de vida le pronosticó el médico. Jaime, para conservar ese bello rostro, le pidió que se dejara fotografiar. Paula, que estaba plantando una semilla de girasol en una maceta, lo complació: sentada con la maceta en la falda sonreía y...

¡Clic!

Poco después, la muerte. Entonces Jaime hizo ampliar la foto -la cara de Paula era bella como una flor-, le puso vidrio, marco y la colocó en la mesita de noche.

Una mañana, al despertarse, vio que en la fotografía había aparecido una manchita. ¿Acaso de humedad? No prestó más atención. Tres días más tarde: ¿qué era eso? No una mancha que se superpusiese a la foto sino un brote que dentro de la foto surgía de la maceta. El sentimiento de rareza se convirtió en miedo cuando en los días siguientes comprobó que la fotografía vivía como si, en vez de reproducir a la naturaleza, se reprodujera en la naturaleza. Cada mañana, al despertarse, observaba un cambio. Era que la planta fotografiada crecía. Creció, creció hasta que al final un gran girasol cubrió la cara de Paula.


Espiral

Regresé a casa en la madrugada, cayéndome de sueño. Al entrar, todo obscuro. Para no despertar a nadie avancé de puntillas y llegué a la escalera de caracol que conducía a mi cuarto. Apenas puse el pie en el primer escalón dudé de si ésa era mi casa o una casa idéntica a la mía. Y mientras subía temí que otro muchacho, igual a mí, estuviera durmiendo en mi cuarto y acaso soñándome en el acto mismo de subir por la escalera de caracol. Di la última vuelta, abrí la puerta y allí estaba él, o yo, todo iluminado de Luna, sentado en la cama, con los ojos bien abiertos. Nos quedamos un instante mirándonos de hito en hito. Nos sonreímos. Sentí que la sonrisa de él era la que también me pesaba en la boca: como en un espejo, uno de los dos era falaz. «¿Quién sueña con quién?», exclamó uno de nosotros, o quizá ambos simultáneamente. En ese momento oímos ruidos de pasos en la escalera de caracol: de un salto nos metimos uno en otro y así fundidos nos pusimos a soñar al que venía subiendo, que era yo otra vez.

9 de septiembre de 2008

BLOW JOBS & KAFKA

Cuando cierto tipo de detalles íntimos de una persona son hechos públicos, se crea una serie de sentimientos colectivos: verguenza ajena, burla, decepción, o también regocijo, comprensión, identificación etc, etc. La publicación de una nueva biografía de Kafka trae consigo una revelación y varias repercusiones.

No hace mucho se publicó una nueva biografía de Franz Kafka escrita por James Hawes y titulada Excavating Kafka. La crítica calificó a la obra de sensacionalista e imprudente, incluso el autor fue llamado idiota, ¿cuál fue la razón para tan duras reacciones? Que en esta biografía se destapa el hecho de que Kafka era gran aficionado al “porno duro”.

El biógrafo explica que Kafka tenía entre sus posesiones (y además bajo llave), una importante cantidad de números de las revistas Amethyst y Opale, ambas de carácter pornográfico, puesto que en sus páginas se mostraban felaciones, algunas de las cuales eran practicadas por animales. Ya era conocido por los biógrafos del escritor checo, que él era afín a la pornografía, aunque nunca se había entrado en tanto detalle sobre el carácter de esa pornografía.

No se hasta qué punto es relevante o no esta “revelación” sobre el tipo de pornografía que poseía Franz Kafka, siendo que más allá de su innegable talento literario, él era un hombre, un ser humano, que, como cualquier otro, tiene necesidades y maneras de satisfacerlas. Comprendo la indignación de los biógrafos y estudiosos del escritor al ver que la imagen de un Kafka espiritual, reservado y taciturno, es manchada por estos detalles sórdidos de su intimidad; pero, ¿qué de extraordinario hay en que un hombre vea ilustraciones de sexo oral en una revista? ¿Hasta qué punto esto “ensucia” la obra o vida de Kafka?

A veces, poco es lo que conocemos de la verdadera intimidad y costumbres de nuestros allegados, entonces, ¿cómo habríamos de juzgar los hábitos de un súbdito checo que vivió a principios del siglo XX (1883-1924)? Es cierto que la tarea de un biógrafo es indagar en lo más profundo de la persona de la que se está escribiendo, lo que implica sacara a relucir numerosos detalles sorprendes, sórdidos, oscuros, simpáticos, etc., pero esto no implica caer en el sensacionalismo. Si a Kafka le gustaba ver fotos de gente o animales chupando la pija de otros hombres, bien por él, no es algo de lo que él debía sentirse orgullos o arrepentirse, al final era su vida y sus costumbres. En este punto, también cabe por aclarar que otros estudiosos de la vida del autor checo afirman que la investigación de Hawes carece de veracidad y evidencia contundente.

De la misma forma, las reacciones de indignación provocadas en diversos niveles, acusa cierto prejuicio y puritanismo, algo totalmente incomprensible tomando en cuenta la época en que vivimos, la influencia de la obra del autor de La metamorfosis y El proceso (obras que no contemplan temáticas de orden sexual que puedan ser relacionadas con esta afición del escritor) y la libertad individual de la que gozamos todos.

Dudo mucho que estos hechos afecten de forma alguna, tanto a nosotros como a futuras generaciones, la valoración de la obra del genial autor, que durante su corta vida aguantó la hostilidad de su familia para con su vocación literaria, sufrió de tuberculosis (enfermedad que lo llevaría a la muerte), soportó el deshumanizante trabajo de burócrata en una compañía de seguros y vio frustradas 5 tentativas de matrimonio. Con ese panorama en su existencia, ¿que acaso Kafka no podía encontrar distracción, placer, gusto o simple evasión en la pornografía?

A mi modo de ver, Franz Kafka se encuentra entre los más grandes escritores de todos los tiempos y no existe razón para que una “revelación” como la que hizo James Hawes, afecte mi modo de ver al autor y su obra. Sin embargo, en caso de que todo esto tuviera como trasfondo a una estrategia para vender más copias de Excavating Kafka, realmente me sentiría muy indignado y la única moral que quedaría mellada sería la de James Hawes.

HARRY Y MAURICIO: UN SÓLO CORAZÓN

Nunca escarmienta, por eso, otra vez más, Mauricio Murillo trata de probarnos que en el fondo tiene sentimientos; esta vez apela los libros y en particular a la popular saga de Harry Potter. Pero no nos va a contar de que trata de libro, sino qué es lo que sintió al concluir la última página del último libro. Después de esto, esperemos que el ciudadano de a pie vuelva a creer que en ese pedazo de materia al que llamamos Mauricio, queda todavia algo de humanidad... poca, leve, eterea, pero todavía existe.

Hay momentos en la vida, creo, que te marcan por la tristeza y desolación que te dejan. Recuerdo el final de una relación que duró bastante, la final de la copa Sudamericana cuando Boca le ganó al Bolívar dos cero en la bombonera (aún recuerdo el travesaño de Tufiño que creí me llevaría al mejor momento de mi vida, pero se quedó ahí, en una posibilidad), la muerte de mi perra Totoshka (que murió de casi quince años), la despedida de una persona que se iba al exterior y, por último, el momento en que terminé el último libro de la saga de Harry Potter (Harry Potter and the deadly hallows). El momento que cerré el libro después de haberlo terminado me di cuenta que nada volvería a ser igual (al igual que cuando me alejé de una mujer, cuando vi a mi equipo perder una final internacional, cuando murió mi perra o cuando esa persona se fue del país).

Sabía que el fin era ineludible. Sabía, mientras avanzaba las más de seiscientas páginas, que el libro se terminaría. Había momentos donde ya no quería seguir por el miedo al final, pero seguí. No podía dejar de leer capítulo tras capítulo y ver lo que les pasaba a Harry, Hermione y Ron (no les revelaré nada de la trama, no se preocupen).

Y así fue, el fin llegó. Cerré el libro y me quedé en silencio con una mezcla de emociones dentro de mí: la desolación y la emoción. La emoción ya que cada gran libro deja siempre lo mismo, después de leerlo uno se siente melancólico, feliz, lleno y vacío, no entiende nada y a la vez ve claro todo. La desolación porque sabía que nunca más volvería a saber cosas nuevas de Harry Potter y su mundo. En el libro de Michael Ende, La historia interminable (no hablo de la película, sino del libro, al igual que no hablo de las películas de Harry Potter, sino del libro de J. K. Rowling), Bastian, el niño protagonista, desearía encontrar un libro que nunca termine, yo quisiera que ese libro fuera uno de Harry Potter. Pero por otro lado, creo que el final del séptimo libro, el cierre de las aventuras de Harry, hace de la saga algo tan memorable. Como siempre, el fin le da sentido a la existencia.

Y así nomás, creo que nunca podré vivir lo que viví con los libros de Harry Potter. Sé que aparecerán buenas sagas en el futuro (pienso leer las de Narnia, por ejemplo), o me divertiré en demasía con los libros de Marlowe y Spade (que también me dejaran un hueco al terminar todos los libros en los que aparecen), pero estoy casi seguro que nunca encontraré algo como lo de Harry Potter. Ya sé, es desolador, pero así nomás es.

UN HOMBRE (O DOS) EN LA OSCURIDAD

Promocionada como 2 novelas en 1, el nuevo trabajo de Paul Auster promete y (aparentemenete) cumple con todas las espectativas y exigencias que siempre se tienen con el aclamado autor norteamericano.

Después de revisar varios portales literarios, blogs y semejantes, me encontré con una variedad de críticas a la última novela del neoyorquino Paul Auster, titulada Un hombre en la oscuridad, la mayoría de las cuales coinciden en que esta novela es uno de los mejores trabajos (el mejor según algunos) del exitoso autor.

Un hombre en la oscuridad nos cuenta la historia de August Brill, un anciano neurótico que vive en el piso superior de la casa de su hija, donde se recupera de un accidente; este hombre de la tercera edad padece de cierto insomnio, el cual lo lleva a escribir durante las noches. En efecto, Brill comienza a escribir la historia de Owen Brick, un sujeto que se despierta en un agujero y descubre que es un soldado cuya misión es matar a una persona. Hasta este punto parecería una historia bastante simple y sin muchas aspiraciones, pero es cuando Auster empieza su juego: Owen Brick tiene que matar a August Brill.

La vida de Brick ha sufrido un severo cambio al convertirse en la invención de un escritor, puesto que se despierta en un universo en la que la guerra de Irak jamás sucedió y donde una profunda guerra civil ha dividido a los Estados Unidos. Brick es presa de una enorme confusión, toda su realidad es un caos (hasta ese momento él era un mago y de repente se ve a sí mismo convertido en soldado), algo así como un sueño, alarmante y retorcido.

En ese momento las dos historias se cruzan, las vidas de Brick y el anciano Brill, unidas en la ficción y en la realidad, cambian por completo, surgen paralelismos entre ambas historias, se presentan vidas dentro de otra y dentro de otra más y una constante recopilación de vidas pasadas, presentes y futuras. Acción es lo que no falta a ninguna de las dos historias, principalmente a la de Brick.

Paul Auster nació en Newark, New Jersey, en 1947. Es uno de los escritores actuales de mayor éxito de crítica y público. Sus escritos se caracterizan por el triunfo del estilo por sobre la trama, con una mezcla de surrealismo bizarro con realismo monótono; de estilo aparentemente sencillo, pero con una compleja arquitectura narrativa. Entre sus principales trabajos, hay que destacar a Leviatán, La trilogía de Nueva York (Ciudad de cristal, Fantasmas, La habitación cerrada), Vértigo y Tombuctú No sólo escribió novelas, también poesía, teatro, ensayo y guiones de cine, llegando incluso a dirigir un par de películas. El 2006 le fue entregado el premio Príncipe de Asturias.

SIMENON Y SUS 400 FORMAS DE COMETER CRIMENES

En esta ocasión recordamos a uno de los máximos exponentes de la literatura policiaca y a uno de los personajes más importes de esta misma. Maigret, hijo predilecto de la imaginación de Simenon, es el protagonista de una de las sagas más extensas de la literatura.

La literatura policiaca clásica encuentra a uno de sus más importantes representantes en Georges Simenon, escritor belga que murió el 4 de septiembre de 1989 a la edad de 85 años. Simenon es reconocido por haber creado a uno de los detectives más emblemáticos de la historia de este género literario: el comisario Jules Maigret.

El autor belga fue uno de los más prolíficos escritores del siglo XX, siendo capaz de escribir de 60 a 80 páginas diarias. A lo largo de su vida escribió cerca de 200 novelas, 150 novelas cortas y otros tantos trabajos. De esta fecunda labor, lo más rescatable son 75 novelas y 28 historias cortas en las que aparece el comisario Maigret, un detective francés que se basa en deducciones (o a veces la intuición) para resolver una amplia serie de crímenes; como la mayoría de los detectives de los libros, Maigret generalmente resuelve los casos que se le presentan. Algunas de las características principales de este detective son el siempre tener a mano una pipa, vestir un pesado abrigo y su afición por el alcohol (sin que esto interfiera con su trabajo como agente de la ley). Muchas de estas historias protagonizadas por Maigret fueron llevadas al cine.

Una característica destacable del estilo de escritura de Simenon, es su propuesta de construir una intriga simple, con argumentos y personajes definidos; a diferencia de otros autores del mismo género que optan por complejas intrigas. En muchas de sus obras, Simenon no atribuye culpas ni inocencias absolutas, simplemente culpabilidades que se engendran y destruyen en cadena. Asimismo, la calidad de sus escritos pasa más por su capacidad para pintar estados que acciones. Esta pasada semana se conmemoraron 19 años de la muerte del reconocido autor, uno de los padres de la literatura policiaca.

UN BESTIARIO HECHO POR BORGES

Existen en este mundo (y en otros mundos) una gran cantidad de seres imaginarios, en este libro se pueden encontrar algunos de ellos: El libro de los seres fantásticos.

Este breve libro es un compendio de seres imaginarios escrito por Luis Borges y Margarita Guerrero. Simplemente se trata de un Manual de zoologia fantástica (que es el título que llevaba la primera edición del mismo) en el que se encuentran descritos una gran variedad de seres imaginarios provenientes de varias culturas, creencias, mitologías e imaginaciones (obviamente); en este libro se pueden encontrar seres harto conocidos como las sirenas, ninfas, dragones, el golem o los trolls, y tambien algunos no tan conocidos como los
tigres del Annam, el ave roc o la banshee, entre otros.

Así reza un párrafo del prólogo del libro en cuestión: "Como todas las misceláneas, como los inagotables volúmenes de Robert Burton, de Fraser o de Plinio. El Libro de los Seres Imaginarios no ha sido escrito para una lectura consecutiva. Querríamos que los curiosos lo frecuentaran, como quien juega con las
formas cambiantes que revela un calidoscopio."

Libro altamente recomendable, verdaderamente UN COÑO FORMIDABLE. Disfrútenlo, el link para descargar el libro es:

8 de septiembre de 2008

La muerte en Samarra

Cuento de GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ


El criado llega aterrorizado a casa de su amo.

- Señor -dice- he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho una señal de amenaza.

El amo le da un caballo y dinero, y le dice:

- Huye a Samarra.

El criado huye. Esa tarde, temprano, el señor se encuentra a la Muerte en el mercado.

- Esta mañana le hiciste a mi criado una señal de amenaza -dice.

- No era de amenaza -responde la Muerte- sino de sorpresa. Porque lo veía ahí, tan lejos de Samarra, y esta misma tarde tengo que recogerlo allá.

2 de septiembre de 2008

ALCOHOL Y LITERATURA 2: DYLAN THOMAS

Siempre es necesario recordar a Dylan Thomas. No sólo porque era un borracho y fumador empedernido, sino porque su obra ejerció una fuerte influencia en la poesía del siglo XX: Cuando las corrientes europeas apuntaban al surrealismo y lo onírico, Thomas se mantuvo dentro de lo que él consideraba importante, y habló sobre las preocupaciones que él sentía y que veía en sus semenjantes en las barras y mesas de las diversas tabernas que tanto le gustaba frecuentar.

Tan sólo vivó 39 años. Ese lapso de tiempo fue suficiente para que Dylan Thomas llegue a ser uno de los 2 poetas de lengua inglesa más representativos de la primera mitad del siglo XX (el otro fue T.S. Eliot).

Proveniente de Gales, antes de convertirse en poeta, Thomas trabajó en un periódico local escribiendo obituarios y críticas de teatro y cine, escritos en los que ya se entreveía esbozos de poesía. A la edad de 20 años publica su primer libro Eighteen poems, publicación que recibió buenas críticas y que marcó el tinte definitivo que tendría su obra: poesía oprimida, con una constante sensación de intento de escape, de busca de sosiego, pero que está rodeada de un halo oscuro, disperso, donde el tema romántico de la coexistencia y lucha de la vida y la muerte es una constante; sin embargo, en sus últimos trabajos, Thomas encuentra finalmente la apertura, el escape, una claridad que lo inunda de vitalidad.

Tan memorables como su obra, son sus costumbres y forma de vida. Si hubo algo que caracterizó la imagen del poeta galés, fueron los escándalos y el alcohol. Desde sus años de periodista, Thomas era un formidable aficionado a la bebida, estigma que marcaría su vida y se convertiría poco a poco en el canal a través del cual él canalizaría las oscuras y delirantes imágenes de su poesía.

Poco más de media docena de poemarios, algunos cuentos, un guión cinematográfico y numerosas grabaciones suyas recitando poemas propios y ajenos, son el legado que dejó. A la edad de 39 años, después de haber estado en coma etílica durante 4 días, Dylan Thomas fallece en la ciudad de Nueva York, en 1953.

(Si quieres escuchar este poema recitado por Thomas, haz click en la pantalla de la columna de la derecha)


Do not go gentle into that good night

Do not go gentle into that good night,
Old age should burn and rave at close of day;
Rage, rage against the dying of the light.

Though wise men at their end know dark is right,
Because their words had forked no lightning they
Do not go gentle into that good night.

Good men, the last wave by, crying how bright
Their frail deeds might have danced in a green bay,
Rage, rage against the dying of the light.

Wild men who caught and sang the sun in flight,
And learn, too late, they grieved it on its way,
Do not go gentle into that good night.

Grave men, near death, who see with blinding sight
Blind eyes could blaze like meteors and be gay,
Rage, rage against the dying of the light.

And you, my father, there on the sad height,
Curse, bless, me now with your fierce tears, I pray.
Do not go gentle into that good night.
Rage, rage against the dying of the light.

INSTRUCCIONES PARA CRUZAR A LA PLAZA DEL ESTUDIANTE (2)

Con incansable ánimo investigador, Sergio Ramirez A. nos presenta el segundo capítulo de este arduo trabajo de recopilación de datos y observación participativa. En esta ocasión, y haciendo alarde de conocimientos de optica y semiología, el autor hace agudas críticas al semáforo y al correspondiente barita, todo sea por la ciencia social. Espero que esta nueva entrega sea del agrado de todos Uds., que seguramente siguen con interés los objetivos a los que apunta este serio estudio socio/cultural de la ciudad.

CAPÍTULO 2: LOS COLORES SON ALGO MÁS QUE COLORES

Las instituciones públicas se han dado modos sutiles, pero visibles al fin, para insultar a los ciudadanos. Prueba de ello es que en la avenida 6 de Agosto-aquella que se conecta con el Nudo Villazón a la altura de la calle J.J. Pérez (donde precisamente se anuda el nudo)-, a la altura de la calle Belisario Salinas, he tenido la oportunidad de ver un par de veces que, debajo de uno de los semáforos, se encontraba un personaje conocido popularmente con el denominativo de barita, sí, barita. Estupefacto, me detuve a observar cómo este hombre (también hay mujeres barita) dirigía el tráfico en coordinación cuasi perfecta con los colores del semáforo que se iban iluminando: cuando se iluminaba el rojo, semáforo sobre la avenida, mostraba su palma a los autos en señal de paren, les daba la espalda y hacía que crucen los autos sobre la calle transversal a la avenida, quienes en frente suyo tenían una luz iluminada en el semáforo, que era nada más y nada menos que el verde de la esperanza, el verde de nuestra selección, y debajo el policía también verde, increíble tanta poesía -valga el término- en tan álgido panorama urbano. Una vez que en el semáforo de cara a la avenida se iluminaba el verde de la new hope, el barita les señalaba paren a los de la calle transversal (semáforo en rojo pasión), y agitaba su brazo en señal de “ya pueden pasar brutos” para que prosigan los la avenida 6 de Agosto. El mensaje es claro: en nuestra ciudad los semáforos no son suficientes, tienen que haber policías de tránsito que nos indiquen que los colores no son solo colores, además son signos que te pueden decir stop! in the name of love o where did our love go, y si acaso fuera posible te señalarían que el anaranjado es para que esperes un ratito ps cawallero.

En los alrededores de la Plaza del Estudiante hay semáforos, bastante respetados antes de las 10:00 P.M. (a los conductores que están apurados se les considera pasarse el rojo antes de esa hora, sin más multa ni sanción que una mentada de madre que no es para nada institucional, valga la aclaración). Estos semáforos, aunque no lo crean, además de ser útiles para el sospechosamente llamado “tránsito vehicular”, son útiles para los peatones a toda hora del día, a no ser que se corte la luz y por consiguiente no se iluminen los colores, que no solo son colores sino también signos y señales de tránsito barita sibarita. Los semáforos no tienen a los citados personajes debajo de ellos, ya que los que hay se encuentran ocupadísimos silbando pitos en la plaza misma o en el comienzo de la Landaeta.
Una primera forma de cruzar a la Plaza del Estudiante es desde el “Paseo El Prado”, aquel pedazo de cemento dulcemente adornado que divide a los carriles de bajada y de subida de la Avenida 16 de Julio (en el que se encuentra la famosa fuente). Lo único que hay que hacer es esperar que se ilumine el verde del semáforo, que viva nuestra selección y carrera-mar a la plaza, sin esquivar autos ni nada, caminando un poco en diagonal ya que antes de poner un pie en el asfalto se recomienda girar el cuerpo 30º a la derecha. El verde de nuestra selección dura 40 segundos aproximadamente, el cruce no debería durar más de 6, por lo que, si usted gusta, puede cruzar 6 veces, 3 de ida y 3 de vuelta, antes de que le digan, con o sin amor, stop! In the name of love.

GUNTER GRASS Y SU AUTOBIOGRAFÍA FANTÁSTICA

No puede pasar desapercibida la publicaión de un nuevo libro del Premio Nobel, Gunter Grass. Se trata del segundo tomo de su autobiografía en la cuenta amores, desamores y una que otra culpa, La historia no está excenta de fantasía, como debería ser vida real de todos y cada uno de nosotros.

Cualquier persona puede escribir su autobiografía. Al final, de lo que se trata es de contar una historia de manera que sea atrayente para los potenciales lectores. Cuando un escritor (de profesión) redacta sus memorias, quizás el reto es mayor, no sólo se le va a exigir que cuente algo interesante, sino que haga uso de sus facultades profesionales para crear un escrito pulcro, leíble y atractivo.

El escritor alemán Gunter Grass cumple a cabalidad esas exigencias con el segundo tomo de su autobiografía, titulado Die Box (La caja), donde no sólo se limita a contar historias de familia (sus dos matrimonios, uno que otro amorío y cómo vieron sus 8 hijos todo esto), sino que le agrega un elemento fantástico: una cámara fotográfica que ve cosas que no están ahí, que ocurrieron, que ocurrirán después o cosas que desean los personajes fotografiados.

El libro está dedicado a María Rama, fotógrafa fallecida en 1977, presunta propietaria de la cámara mágica. Grass pone en boca de ella la explicación del origen del aparato, el cual se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando la máquina fotográfica se volvió loca durante la guerra, al ser la única sobreviviente de un taller de fotografía después de un bombardeo.

La crítica alemana no fue muy benévola con este nuevo trabajo de Grass, ya que se esperaba que el Nobel de Literatura de 1999 revelara algún pasaje oscuro de su pasado, como lo hiciera en Pelando la cebolla (el libro precedente a La caja), cuando reveló su pasado nazi y su filiación a la Waffen-SS (cuerpo de combate de élite nazi). Una actitud reprobable, desde todo punto de vista, tomando en cuenta la trayectoria que precede al laureado escritor alemán, que se dio a conocer con El tambor de hojalata.

Grass es, quizás, el escritor alemán vivo más importante. Activista político (de izquierda) y voz de la conciencia social de Alemania. A lo largo de su obra (de enfoque histórico y realista), repasa la historia reciente de Alemania y el nazismo, incluyendo elementos que distorsionan ese realismo mediante deformaciones grotescas, sátiras, humor y elementos fantásticos.
Gunter Grass usó a su escritura como instrumento de libertad y democracia, motivo por el que al confesar su otrora simpatía y ejercicio dentro del régimen nazi, duras polémicas y críticas recayeron sobre su persona. Sus detractores seguramente esperaban descubrir en esta nueva obra, algún hecho criticable de la vida del autor, pero probablemente se encontrarán con otro logro narrativo, como a los que nos tiene acostumbrados el insigne escritor alemán.
Topos

Cuento de JUAN JOSÉ ARREOLA

Después de una larga experiencia, los agricultores llegaron a la conclusión de que la única arma eficaz contra el topo es el agujero. Hay que atrapar al enemigo en su propio sistema.
En la lucha contra el topo se usan ahora unos agujeros que alcanzan el centro volcánico de la tierra. Los topos caen en ellos por docenas y no hace falta decir que mueren irremisiblemente carbonizados.

Tales agujeros tienen una apariencia inocente. Los topos, cortos de vista, los confunden con facilidad. Más bien se diría que los prefieren, guiados por una profunda atracción. Se les ve dirigirse en fila solemne hacia la muerte espantosa, que pone a sus intrincadas costumbres un desenlace vertical.

Recientemente se ha demostrado que basta un agujero definitivo por cada seis hectáreas de terreno invadido.