Cualquier persona puede escribir su autobiografía. Al final, de lo que se trata es de contar una historia de manera que sea atrayente para los potenciales lectores. Cuando un escritor (de profesión) redacta sus memorias, quizás el reto es mayor, no sólo se le va a exigir que cuente algo interesante, sino que haga uso de sus facultades profesionales para crear un escrito pulcro, leíble y atractivo.
El escritor alemán Gunter Grass cumple a cabalidad esas exigencias con el segundo tomo de su autobiografía, titulado Die Box (La caja), donde no sólo se limita a contar historias de familia (sus dos matrimonios, uno que otro amorío y cómo vieron sus 8 hijos todo esto), sino que le agrega un elemento fantástico: una cámara fotográfica que ve cosas que no están ahí, que ocurrieron, que ocurrirán después o cosas que desean los personajes fotografiados.
El libro está dedicado a María Rama, fotógrafa fallecida en 1977, presunta propietaria de la cámara mágica. Grass pone en boca de ella la explicación del origen del aparato, el cual se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando la máquina fotográfica se volvió loca durante la guerra, al ser la única sobreviviente de un taller de fotografía después de un bombardeo.
La crítica alemana no fue muy benévola con este nuevo trabajo de Grass, ya que se esperaba que el Nobel de Literatura de 1999 revelara algún pasaje oscuro de su pasado, como lo hiciera en Pelando la cebolla (el libro precedente a La caja), cuando reveló su pasado nazi y su filiación a la Waffen-SS (cuerpo de combate de élite nazi). Una actitud reprobable, desde todo punto de vista, tomando en cuenta la trayectoria que precede al laureado escritor alemán, que se dio a conocer con El tambor de hojalata.
Grass es, quizás, el escritor alemán vivo más importante. Activista político (de izquierda) y voz de la conciencia social de Alemania. A lo largo de su obra (de enfoque histórico y realista), repasa la historia reciente de Alemania y el nazismo, incluyendo elementos que distorsionan ese realismo mediante deformaciones grotescas, sátiras, humor y elementos fantásticos.
El escritor alemán Gunter Grass cumple a cabalidad esas exigencias con el segundo tomo de su autobiografía, titulado Die Box (La caja), donde no sólo se limita a contar historias de familia (sus dos matrimonios, uno que otro amorío y cómo vieron sus 8 hijos todo esto), sino que le agrega un elemento fantástico: una cámara fotográfica que ve cosas que no están ahí, que ocurrieron, que ocurrirán después o cosas que desean los personajes fotografiados.
El libro está dedicado a María Rama, fotógrafa fallecida en 1977, presunta propietaria de la cámara mágica. Grass pone en boca de ella la explicación del origen del aparato, el cual se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando la máquina fotográfica se volvió loca durante la guerra, al ser la única sobreviviente de un taller de fotografía después de un bombardeo.
La crítica alemana no fue muy benévola con este nuevo trabajo de Grass, ya que se esperaba que el Nobel de Literatura de 1999 revelara algún pasaje oscuro de su pasado, como lo hiciera en Pelando la cebolla (el libro precedente a La caja), cuando reveló su pasado nazi y su filiación a la Waffen-SS (cuerpo de combate de élite nazi). Una actitud reprobable, desde todo punto de vista, tomando en cuenta la trayectoria que precede al laureado escritor alemán, que se dio a conocer con El tambor de hojalata.
Grass es, quizás, el escritor alemán vivo más importante. Activista político (de izquierda) y voz de la conciencia social de Alemania. A lo largo de su obra (de enfoque histórico y realista), repasa la historia reciente de Alemania y el nazismo, incluyendo elementos que distorsionan ese realismo mediante deformaciones grotescas, sátiras, humor y elementos fantásticos.
Gunter Grass usó a su escritura como instrumento de libertad y democracia, motivo por el que al confesar su otrora simpatía y ejercicio dentro del régimen nazi, duras polémicas y críticas recayeron sobre su persona. Sus detractores seguramente esperaban descubrir en esta nueva obra, algún hecho criticable de la vida del autor, pero probablemente se encontrarán con otro logro narrativo, como a los que nos tiene acostumbrados el insigne escritor alemán.
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