Novelista y poeta norteamericano, Charles Bukowski fue un notable y empedernido bebedor.En su vasta producción literaria (poco más de 100 libros de poemas y narraciones cortas, además de 6 novelas) reflejó un mundo empapado de alcohol, sexo y marginalidad, obviamente al puro estilo de Los Angeles, su ciudad natal. Algunos títulos de sus obras son suficientes para reflejar lo antes citado: Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones, La máquina de follar, Escritos de un viejo indecente, La senda del perdedor...
Para mostrar la muerte del sueño americano, la desgraciada ética del trabajo y la marginalidad absoluta, Bukowski crea a Henry "Hank" Chinaski, alter ego suyo y protagonista de una de sus obras más conocidas:
Factotum, novela autobiográfica en la cual Chinasky encarna perfectamente al hombre despreocupado, que vive el momento y ama los excesos, que trabaja para beber, que vive para escribir. Siempre en la calle, casi siempre desempleado, y por si fuera poco, siempre borracho.
La prosa de Bukowski permite que Chinaski, o cualquiera de sus marginales personajes, llegue de forma directa y cruda al lector, evitando distraerlo con detalles sin importancia que aburran o aletarguen su lectura. En algunas de sus narraciones pareciera que no se nos está contando una historia, sino que se estuviese "desprendiendo" un pedazo de cierta realidad y se lo transmitiera directamente al papel, tal como es, sin complejas madejas narrativas y filosóficas, en muchos casos ni siquiera pareciera existir un "fin"
a la narración, pero no por eso el lector se queda con esa extraña sensación del:
¿y qué paso después?, todo lo contrario, Bukowski emplea en cada una de sus narraciones "la más impactante prosa de alcantarilla, la indecente energía de la furia, el malhablado lenguaje de los bares y una exhuberante impertinencia", todo esto en dosis tan generosas que el lector queda impregnado del sudor, del alcohol y la suciedad que se hacen constantemente presentes en los párrafos de su prosa o de su verso.
Gran autor, grandes historias, inolvidables personajes, en definitiva, Bukowski es UN COÑO FORMIDABLE y su lectura es obligatoria.
El comunismo puede ser un tema de cauteloso acercamiento cuando no se tienen los fundamentos necesarios para conversar con versados "intelectuales" en esa materia, es en ese sentido que este libro puede orientarnos en el tema.
